Theresa May asumió este miércoles como primera ministra británica con la promesa de forjar la justicia social y hacer frente al monumental reto de separar al Reino Unido de la Unión Europea.
La mujer de 59 años tomó posesión oficial del cargo tras una audiencia con la Reina Isabel II e inmediatamente después se dirigió a su nueva residencia en el número 10 de Downing Street, abandonada horas antes por David Cameron quien renunció después de la decisión de los británicos de salir del bloque europeo.
«Asumiremos este reto. A medida que salgamos de la Unión Europea, forjaremos para nosotros mismos un nuevo rol positivo y audaz en el mundo y haremos de Gran Bretaña un país que trabaje no para unos pocos privilegiados, sino por cada uno de nosotros», dijo.
Cameron dimitió después de que sus compatriotas desoyeron sus llamados y votaron en un referendo el 23 de junio en favor de abandonar la UE, debilitando al bloque de 28 países y generando una gran incertidumbre económica por el previsible perjuicio que sufrirán el comercio y la inversión.
Dentro de sus primeras designaciones tras asumir, May nombró al ex canciller Philip Hammond como nuevo ministro de Finanzas, tras la renuncia del George Osborne, quien llevaba las cuentas públicas desde el 2010 y era un aliado de Cameron.
Por otra parte, asignó al ex alcalde de Londres Boris Johnson la tarea de liderar el Ministerio de Relaciones Exteriores. Johnson fue uno de los que encabezó la campaña por la salida de la Unión Europea.
May deberá intentar limitar el daño al comercio y las inversiones británicas mientras negocie nuevamente los lazos del país con Europa. También debe tratar de unificar un dividido Partido Conservador y una nación en la que muchos -como atestigua la votación- se sienten molestos con la elite política y abandonados por las fuerzas de la globalización.
En comentarios dirigidos a los británicos, habló de la «ardiente injusticia» sufrida por amplios sectores de la sociedad: las personas pobres que tienen menor esperanza de vida; los negros tratados con más dureza por el sistema de justicia penal; las mujeres que ganan menos que los hombres; los enfermos mentales; y los jóvenes que luchan para comprar casas.
Al reconocer las dificultades que enfrentan muchos británicos, declaró: «El Gobierno que lidero será conducido no por los intereses de unos pocos privilegiados, sino por ustedes».
Una fotografía oficial mostró a May saludando con una reverencia a una sonriente Reina Isabel II, para quien es el decimotercer primer ministro en línea desde Winston Churchill. Ella es la segunda mujer en encabezar el gobierno luego de Margaret Thatcher.
Los líderes europeos, ansiosos por avanzar tras el golpe del denominado «Brexit», quieren que May lance procedimientos formales de separación tan pronto como sea posible para ayudar a resolver las incertidumbres que rodean al bloque.
Pero May ha dicho que el proceso no debería ser lanzado antes de finales de año, para darle tiempo a los británicos a elaborar su estrategia de negociación.
Antes del referendo, May hizo campaña por la permanencia de Reino Unido en la UE, aunque con un perfil bajo. Desde la votación, ha dicho en repetidas ocasiones que «Brexit significa Brexit» y sus seguidores aseguran que está decidida a convertir la salida en un éxito.
Theresa May promete «nuevo rol audaz» fuera de la UE
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