Al menos, eso queda para el resto de las naciones: condenar, denunciar, gritar sus expresiones de dolor y hasta miedo por los hechos que tienen lugar en diferentes partes del mundo.
La historia habla de infaustas realidades, de mentes obsesionadas por el poder, el dinero; de errores que devienen enfrentamientos por los cuales pagan inocentes. Nada justifica actos como el que tuvo lugar en Francia, ni en otras latitudes; tampoco se justifica la guerra que el entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, llevó a cabo contra Irak, en 2003, y de la cual Wikipedia dice que las razones para la invasión eran desarmar a Irak de armas de destrucción masiva (ADM), las cuales, nunca llegaron a encontrarse, ni su existencia quedar demostrada; poner fin al (supuesto) apoyo brindado por Saddam Hussein al terrorismo, y lograr la libertad del pueblo iraquí. “Los principales detractores de la guerra señalan estas razones como meras excusas para realizar la invasión, motivados por intereses meramente económicos y políticos”, concluye dicho medio en Internet.
Aunque Irak provocó divisiones entre grandes potencias, y hubo lo que se denomina “primera manifestación ciudadana global en la historia en contra de un conflicto”, alguien dijo al concluir el bélico evento y otros coletazos, ocupaciones y más que tuvieron lugar entonces, que la guerra no acababa, sino que empezaba…
El terrorismo y la migración han ocupado espacios esenciales en los medios globales de comunicación. Lo ocurrido en Francia, y otros países parece innombrable e inenarrable. Las metrallas asesinan a niños, niñas y adolescentes. Se habla de individuos con trastornos siquiátricos y otros fanáticos. Definitivamente, hay que emplear fuerzas más drásticas y combatir el terrorismo desde sus mismas raíces y hacer reflexionar a quienes inventan guerras innecesarias que no son ellos quienes se dañan, sino esa población que ahora emigra y emigra, sin hallar sitio seguro donde ubicar su tienda de campaña.
El mundo condena
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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