Hemos disfrutado la naturaleza de las playas de las costas este y oeste de los Estados Unidos, Brasil, Riviera Francesa, Barcelona, Santa Cruz de Tenerife, La Habana, Nassau, Taiwán. En estos países no hay playas privadas. En Miami las playas están separadas por vallas instaladas por los hoteles y entre los hoteles hay parqueos públicos. En otros lugares salen del hotel, cruzan la avenida y llegan a la playa: Cannes, Copacabana, Laudardele, Barcelona.
La ley dominicana establece 60 metros desde la pleamar hasta la propiedad privada.
El turista no piensa en playa privada, en su país no existe. No está acostumbrado, no es su estructura social.
Jamás se debe pensar que el negocio es primero que el derecho natural del ser humano. ¿Por qué se piensa y actúa contra la ley de la creación? Lo primordial es el respeto a la dignidad humana. Privatizar, obstaculizar llegar a una playa es inaceptable. Los turistas que van a Las Terrenas, Samaná. Salen del hotel se mezclan con la gente y se bañan juntos. Esto lo vivo las veces que he ido.
La ley es prudencia unida a la regla de la conducta moral. Comprender, asimilar, practicar que el universo es una armonía y el género humano es la parte integral de esa armonía. Superar es necesario, seguir adelante es lo esencial. No olvidar los males que origina una ley contraria a los Derechos Humanos. La ley mala no se cumple. No es posible aceptar que la miseria de la economía predomine ante el hábito universal de las buenas costumbres.
¿Por qué no entenderse? ¿Por qué la civilización y la cultura no consiguen eliminar los males sociales del desorden humano? Algo está roto dentro del hombre que ha perdido el sentido de la vida, vivir bien sin causar males a los demás.
Platón en sus leyes me hace entender que es necesario expresarse contra el mundo espontaneó y natural de los instintos y codicias. Alejarse en contra de la ira, violencia, ignorancia, codicia, cobardía, agregar contra las tentaciones irresistibles y la concupiscencia que la riqueza, el poder despiertan en el hombre.
Amarga realidad es ver la disolución de la moralidad. Los codiciosos, poderosos, corruptores y corruptos no son frenados. Se impulsan en el ambiente de intereses económicos que impregna todo. Si nos alejamos indiferentes nos tendrán como enemigos. Nada importa, nos libramos del engaño.
El que actúa mal no sabe lo que le conviene, no es prudente, aunque no lo quiera está equivocado, ausencia de certeza lógica. Nada de conocimiento, es un alejado de la virtud. La ignorancia es un mal, obedece a un error, una desviación de la razón.
¿Por qué no hacer reflexión? Siempre hay tiempo para el auto análisis, encontrarse consigo mismo guiado por el camino del bien común.
Nuestro invitado de hoy. Séneca que aconseja: “Compra solamente lo necesario, no lo conveniente, aunque cueste un solo céntimo, es caro”.
* El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana
Meditabundo: El acceso a las playas
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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