Vientos conservadores soplan contra el Mercosur

El Mercosur está este martes sin presidente por el rechazo de Argentina, Brasil y Paraguay a que Venezuela asuma su correspondiente mandato rotativo, con el objetivo de dinamitar el bloque regional, opina el analista político Juan Manuel Karg.
 
La conducción de este mecanismo suramericano debió ser traspasada el pasado sábado de Uruguay a Venezuela, pero las objeciones de los gobiernos en Asunción, Brasilia y Buenos Aires dificultan el proceso y, por ende, está acéfalo.
 
Un diario, incluso advierte que esta situación de acefalía puede complicar los planes del bloque sudamericano -y hasta de esas administraciones conservadores- para establecer nuevos acuerdos comerciales con Europa y la Alianza del Pacífico.
 
En opinión de Karg, el realineamiento conservador intenta, además, congelar el funcionamiento cotidiano de esta instancia regional que, con origen estrictamente comercial en la década del 90, se movió a un accionar político -y con conducciones posneoliberales- a raíz de la última década y media.
 
Luego que del manifiesto rechazo de las autoridades brasileñas y paraguayas -ambas provienen de golpes institucionales-, la cancillería argentina declaró el lunes que «ningún país puede asumir la presidencia pro témpore sin traspaso».
 
No obstante, propuso «una reunión de coordinadores para solucionar este problema», según dijo un vocero de ese ministerio.
 
Karg advierte que «el objetivo de fondo para dinamitar el Mercosur es uno solo: esta instancia es hoy la barrera principal para que Brasil y Paraguay giren hacia el Pacífico».
 
Sin el Mercosur, o con esta instancia en agonía -añade-, será mucho más fácil justificar el abrupto giro hacia el arco de países que han firmado el Acuerdo Transpacífico (TPP).
 
Argentina fue pionera en esta estrategia ya que se integró como observadora de la AP, llenando de elogios a esta instancia en todas las entrevistas y discursos que hace el presidente Mauricio Macri.
 
Pero Argentina se topa con la misma barrera: para ingresar a la AP/TPP debería implosionar al Mercosur, bajo la figura de «flexibilizarlo», y luego firmar al menos dos tratados de Libre Comercio para buscar ser miembro pleno.
 
El politólogo argentino señala que cuando los gobiernos de izquierda, nacional-populares y progresistas condujeron las instancias de integración fueron cuidadosos por el equilibrio de fuerzas a nivel regional.
 
Sin embargo, estas administraciones conservadores que tienen las riendas hoy en Argentina, Brasil y Paraguay comenzaron a cambiar esas reglas y, de hecho, azuzan una pugna «que pone en riesgo severo el funcionamiento cotidiano no sólo del Mercosur sino también de Unasur y Celac».

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