La suspendida presidenta Dilma Rousseff ofrecerá una última resistencia este lunes ante el Senado durante un juicio político, que se espera ampliamente que concluya en su remoción del cargo y en el fin de 13 años de dominio del Partido de los Trabajadores.
Rousseff, acusada de haber violado las leyes de presupuesto del país, niega haber cometido un delito y ha denunciado el proceso de destitución de nueve meses que ha paralizado la política brasileña como una conspiración para derrocarla.
Pero una profunda recesión de la que muchos brasileños la culpan y un escándalo de corrupción en la empresa estatal de energía Petrobras han socavado su popularidad desde que fue reelegida en el 2014.
Su vicepresidente, Michel Temer, ha ejercido como presidente interino desde mediados de mayo, cuando Rousseff fue suspendida luego que el Congreso resolvió continuar con el proceso de juicio político que comenzó en la Cámara baja.
Si el Senado condena a Rousseff el martes o el miércoles como se prevé, Temer, de 75 años, será confirmado como presidente durante el resto de su mandato hasta el 2018.
Temer se ha comprometido a adoptar medidas de austeridad impopulares para frenar un creciente déficit fiscal que costó el año pasado a Brasil su calificación de crédito de grado de inversión.
«Ella instará a los senadores indecisos a respetar la democracia y detener el golpe de Estado que está en marcha», un portavoz de Rousseff a Reuters. «Está de buen ánimo».
El asesor, que habló en condición de anonimato, dijo que en su discurso de 30 minutos Rousseff podría referirse a su lucha por la democracia, desde su detención y tortura durante la dictadura militar por pertenecer a un grupo guerrillero a su elección como la primera mujer que encabeza al país.
Veinte de sus ex ministros la apoyarán desde la galería del Senado, junto con su mentor político y ex presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, fundador del PT.
Con las probabilidades en su contra, el testimonio de Rousseff parece estar orientado a hacer un punto en los libros de historia de que su destitución fue una farsa más que a influir en los 81 senadores para impedir su remoción del cargo.
Dilma Rousseff ofrecerá testimonio en su juicio político
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