Libro: Pescador de Mar
Autor: Freddie Johnson
Editorial: Santuario
Crítica: Dr. Juan Martínez Luque
Pescador de Mar; Alegoría Evangélica
Esta obra, escrita en primera persona, empieza con el reconocimiento del mismo autor, que define su aptitud como una vocación pastoral, delimitada por la didáctica y por la ética: Mi padre me pensó como un pescador desde antes de mi nacimiento.
Esto es el inicio de un libro pastoral con principios espirituales que intentan llamar al peregrino de este mundo para que prepare de forma íntegra, oponiéndose de forma rotunda a una apostasía a la vida fácil, sin esfuerzos, maltrecha donde los senderos de la maldad y del vicio están presentes entre los hombres, que no desean promover el humanismo y la bondad. Es una oposición a la malignidad de una ignominia, cada vez más presente en la sociedad en que vivimos. Lo que podemos traducir por una degradación social, con aumento de la delincuencia y con perdida evidente de los valores humanos.
El libro intenta desde sus primeros capítulos describir, normas en nuestras vidas que deben imperar en la factibilidad y ética cotidiana. No hay océano sin peces ni pescadores sin redes, el mundo es un soberbio pecador, donde el excesivo consumo material, obliga a cada ente a destruir aún más, para poder malgastar a sus anchas, modelando una copia del vecino que también consume.
La intención de autor en este libro es llevarnos por los caminos de un sentido espiritual, abriendo capitulo religiosos y acercándonos a menudo a lecturas sacadas de los evangelios. Intenta revelarnos el autor, que vivimos en un mundo de feroz competencia, de irritable sentido ilógico de la indulgencia, donde la discordia se ha convertido, en agresión y la complacencia en embestida de una provocación permanente que, recorre cada esquina, cada calle de nuestras ciudades.
Por eso, este libro debería servir para dar un impulso a aquellos que aun desean alinearse a las ondas de un mundo de paz, de reflexión, y ¿por qué no?, tal vez también de súplicas y oraciones.
Nuestro escritor nos recalca que la urgencia por la responsabilidad y la obediencia es un asunto de fe, y la fe se genera a partir de la palabra. Si leemos el libro atentamente, recalcamos que todo parece le fácil al autor, él mismo crea una especie de universo, y dentro todo es bueno, mientras que en exterior de su filosofía religiosa, sucede todo lo contrario.
Este arduo tema espiritual es la preocupación que se deduce en la obra, porque en el fondo, él busca a contener en su labor, aquello que debería permitirnos un algo más, o un sentimiento mejor. Así encontramos en la página 15, el siguiente texto que nos podría ayudar a enfrentarnos con nuestras propias inquietudes, sabiendo que un pensamiento filosófico surge a través de su mensaje: Cito- Para la mayoría de pescadores, la integridad es un elemento carente o no observado. Sin embargo, en mi caso debo tener una abundante y rigurosa observación de integridad, porque así lo aprendí de mi Padre, y de mi hermano mayor. Este alto estándar de integración es simplemente la prueba de un trabajo cotidiano, una perseverancia constante, un esfuerzo permanente y una integridad siempre presente.
Al final entendemos que el pescador de hombres, es igualmente pescador de alimento, porque nuestra espiritualidad se funda en el alimento de una pesca digna, con redes de una profunda reflexión filosófica, donde cada acto, esté siempre orientado hacia la realidad de un mundo más homogéneo, eliminando la soberbia y acercándonos a al humildad, destellando nuestra corazón en busca de una mejor comprensión de nuestros hermanos, la vida es una sucesión de capítulos, siempre expuestos hacia la bondad y misericordia.
Por eso quisiera acabar mi presentación, haciendo referencia a Freddie Jhonson, cuando en momentos de inspiración, nos recuerda que: El oficio de la pesca es el resultante de una enfatización que de forma directa opone al pescador y al pecado.
Algo es complicado en esta forma tan espiritual de presentar el mundo y sus desórdenes. Hay o debería haber algo más que nos convenza que este libro es una especie de autoayuda que podría catapultarnos a un mundo mejor, sin embargo, no es suficientemente claro, sus relatos a veces están envueltos en temas complicados sin el brillo necesario para activar nuestras conciencias. Es decir, un libro que necesita más claridad en su forma de enfocar y presentar párrafos relacionados siempre con la religión. El autor debería abrir su enfoque, que está demasiado interiorizado, y que conjuga situaciones donde coloca al lector en un difícil escenario de escoger entre la reflexión la ética
Y para acabar, yo me permitiría hacer una pequeña reflexión vinculada a la obra:
¿Cómo viven los peces en el mar? Como los hombres en la tierra
Los grandes se comen a los pequeños.