Viendo y escuchando por la televisión al señor ministro de la Presidencia Gustavo Montalvo en su advertencia y llamado de los funcionarios a la honestidad, es la grave realidad que el sistema político administrativo no está cimentado en el hábito de las buenas costumbres. En sí la moral. Ausencia absoluta del sentimiento penoso de la propia dignidad, ocasionado por alguna falta cometida o acción deshonrosa. ¿Por qué el responsable de aplicar la ley archiva las auditorías con irregularidades que le envía la Cámara de Cuentas? ¿Por qué en los pocos casos de sometimiento con acusaciones de actos delictivos se sentencia: No Ha Lugar. Y, inadmisible? La corrupción está bendecida por la impunidad que elimina el poder y respeto a la Constitución y leyes. Además que esperar donde los partidos políticos no están regidos por una ley de partidos políticos.
La honestidad consta de cuatro principios: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. El decoro es de total naturaleza que no puede separarse de la honestidad, porque todo lo que es decente es también honesto y todo lo que es honesto es igualmente decoroso. Honesto es, o el único bien, o el mayor. Además todo lo bueno es útil luego viene a ser útil todo lo que es honesto. Los que actualmente miden las cosas por sus propios intereses y conveniencias, y no quieren reconocer lo que pondera la honestidad, suelen comparar en sus deliberaciones lo honesto con lo que juzgan ellos por útil, no así los hombres de bien. La impunidad indica que se actúa en un sistema político de intereses económicos. Se equivocan, pues, maliciosamente los hombres corrompidos cuando asidos a algunas cosas que les parece útil, al punto la separan de lo honesto. De ahí provienen el peculado, las declaraciones falsas de patrimonios y la maldita corrupción que arropa a la sociedad dominicana.
Dios no se equivoca, hemos nacido para la honestidad y este es el único bien que debe desearse. El hombre es bueno si su razón ha alcanzado un total desarrollo y es recta y acomodada a lo que reclama su propia naturaleza. Esto es lo que conocemos como virtud. Y lo que constituye la honestidad que es el sumo bien del hombre. Todas nuestras acciones de vida son regidas por la relación entre lo honesto y lo que no lo es, atendiendo a estas cualidades es como se rige la razón para hacer, o dejar de hacer una cosa.
El ciudadano dominicano tiene memoria, en el año 2006 Doña Aura Celeste Fernández miembro titular de la Junta Central Electoral cuestionó las jornadas extraordinarias y días feriados, que no ha aceptado los RD$55,382.60 de incentivos, ni los RD$39,321.65 de jornadas extras y días feriados. Violación al artículo 102 de la Constitución. El ciudadano se pregunta si la Junta continúa con ese peculado o aceptará el llamado a la honestidad.
El ciudadano espera que con este llamado a la honestidad ya no se archiven los informes con irregularidades que envía la Cámara de Cuentas y la Justicia no sería la que Platón le dijo a los atenienses: Yo os declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte. Y las leyes no serán como también Solón expresó al mismo pueblo: Las leyes son semejantes a las telas de araña, detienen a los débiles y son deshechas por lo fuerte y poderoso.
Nuestro invitado de hoy, Sofócles: No es posible conocer el alma, los sentimientos de un hombre hasta que lo hayáis visto actuar como un poderoso y aplicar la ley. Y solamente es duradero lo que con la virtud se consigue.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.
Meditabundo: Funcionarios. ¡Honestidad!…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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