Las formas de crianza con las que son corregidos los niños y adolescentes de El Salvador generan más violencia, porque están ligadas al maltrato físico y psicológico, aseguró la directora del Consejo Nacional de la Niñez y de la Adolescencia (Conna), Zaira Navas.
La funcionaria explicó que los patrones violentos existentes en la sociedad salvadoreña fueron adquiridos a partir de las formas de crianza, porque los padres, madres o cuidadores entienden por disciplina el castigo físico.
El Salvador es actualmente uno de los países más violentos del mundo. El año pasado su tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes fue de 103,9, muy por encima de otros países de la región, como Guatemala, que tuvo una de 29,5.
El Gobierno atribuye esta crisis al accionar de las pandillas, que reclutan a sus miembros muchas veces desde la infancia.
Para Navas, las «prácticas culturales violentas están produciendo que las personas que se educan bajo una figura violenta también reproduzcan este fenómeno (…). Creemos que la situación de la violencia social esta incidida, significativamente, por estas prácticas violentas», indicó.
La también exinspectora de la Policía Nacional Civil (PNC) aseguró que en la «mayoría» de hogares salvadoreños «los golpes excesivos, las lesiones y hasta algún tipo de torturas» son las formas de castigo implementadas por padres, madres, abuelas, tíos o personas cuidadoras.
«Violencia genera más violencia, por eso nosotros (institución) consideramos que si en la familia se corrige por la vía pacífica, se establecen normas claras y límites, y no se llega a agredirles físicamente, podríamos desmontar las respuestas violentas que la sociedad vive actualmente», manifestó.
La directora del Conna sostuvo que como «sociedad debemos dejar este tipo de hábitos, debemos evitar aceptar que la corrección mediante castigo físico es permitida, porque el abuso y maltrato implica una gravísima afectación al desarrollo personal, a relaciones sociales de los niños».
La especialista salvadoreña explicó que estas agresiones físicas, como formas para educar, pasan, en parte, porque la legislación del país, específicamente la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia (Lepina), es «ambigua y se contradice».
«La legislación todavía tiene puertas abiertas para seguir implementando estas prácticas, porque en parte se prohíbe el castigo físico pero también se establece que los padres tienen el derecho a la corrección, lo que históricamente se ha entendido como castigo físico», planteó.
El articulo 38 de la Lepina, aprobada en el 2009, indica que «los niños y adolescentes deben ser tratados con respeto a su persona e individualidad y no pueden ser sometidos a castigos corporales, psicológicos o a cualquier otro trato ofensivo que atente contra su dignidad sin perjuicio del derecho de la madre y padre de dirigirlos, orientarlos y corregirlos moderada y adecuadamente».
A juicio de Navas, este artículo tendría que ser modificado para que «no se entienda que es correcto golpear moderadamente a los niños y adolescentes para corregirlos».
La titular consideró que para desmotar estas conductas violentas «no solo hay que decirle a la gente, ‘esto no hay que hacer’ o ‘esto no es bueno para su hijo’; pasa por darle una alternativa a las familias de cómo criar a sus hijos».
Asimismo, puntualizó que para prevenir la violencia es necesario generar condiciones de vida digna para los niños, generar condiciones en las cuales crezcan con patrones culturales y educativos no violentos, sin embargo lamentó que «esto todavía la sociedad salvadoreña no lo ve».
«En El Salvador no podemos seguir construyendo cárceles; si realmente estamos interesados en prevenir la violencia debemos invertir en la niñez y en la adolescencia y evitar todos los abusos que se cometen contra estos», afirmó.
El Conna nace en el 2010 como ente rector en materia de derechos de la niñez y la adolescencia y tiene tres mandatos esenciales: elaborar, monitorear y hacer que se cumpla la política de niñez.
El pasado 10 de septiembre, la entidad lanzó la segunda fase de la campaña «La protección comienza en el hogar», que inició en 2015, con la que se busca difundir y promover el respeto a la integridad física, psicológica y sexual de los niños y adolescentes, contribuyendo a la prevención de la violencia.
Según datos estadísticos del Conna, entre enero a mayo de este año las Juntas de Protección recibieron 3.789 denuncias por la violación al derecho de integridad personal de niños y adolescentes, lo que incluye la integridad física, con más del 50 % de las denuncias, sexual y psicológica.
Formas de crianza de la niñez salvadoreña generan violencia
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