Cuando se es hombre se entrega, no se pertenece, escucha, comprende y sabe sonreír, instruir, educar a la gente, trabajar en ese sentido de amor a los necesitados. Presentarse a los demás como si fuera inferior, como si fuera un sirviente, aprender en vez de enseñar, como si fuera un amigo íntimo, ya conocido que ha estado ausente desde un largo tiempo. Así surge la solución.
Continúo el sueño con un hombre de vida interior, mente libre, nuevo de servicio. Capacitado para prestar atención, deber responsable a toda la hermandad dominicana. Auténtico agente de cambio. Irresistible a la bandeja de documentos y declaraciones, estar en la acción, realidad, que se pregunta cómo vemos la Constitución, qué estamos dejando en ella, qué aplicamos de ella. Aplicar el desenganche corrupto y la necesidad de tener conciencia del papel del sistema honesto. Cambio vigente para evitar que continúe lo que no conviene, daña a todos, no es el camino. Evitarlo es lo sano, correcto. Siempre hay tiempo para amar, saborear lo humano en dignidad.
En la escuela de evangelización Juan Pablo II caí sin darme cuenta en los derechos de Dios con los del hombre, lo que nos indica la razón recta y la razón jurídica con el habla de la justicia, ese sentimiento que niega el alma.
En una de mis pasar páginas, en la Biblioteca Nacional de Washington DC, Estados Unidos, me detuve y apunté cuando leí: el presidente Nixon nombró su consejero personal al sacerdote jesuista John Mclaughlin. Me pregunté. ¿Por qué a un jesuista
y por qué esa necesidad? Solamente pensé que él sabía lo que necesitaba.
La realidad no engaña, no puede ocultar la necesidad de ayuda, ánimo, iniciativa para buscar la justicia y el auténtico desarrollo humano, un conjunto de esfuerzos para todo lo demás. Yo sueño despierto que la política sea profética en esta tierra universal.
Nuestro invitado de hoy Sócrates. Ya es hora de irse, yo a la muerte, vosotros a la vida. Quien después de nosotros se encamine hacia un Estado mejor, será desconocido por todos nosotros.
Meditabundo: Corto. El hombre de entrega
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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