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5 remedios para dormir a pierna suelta

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Un tercio de la población mundial tiene problemas a la hora de conciliar el sueño, lo que puede agravarse en otoño al convivir con síntomas relacionados con el catarro, la gripe o el resfriado. Por ello, te mostramos una serie de pautas diarias que puedes seguir para que las noches en vela no se conviertan en tu peor pesadilla.
 
1. Establece una rutina
Al igual que ocurre con las comidas, deberíamos de establecer una hora más o menos fija para irnos a dormir y cumplirla siempre que sea posible. Así el cuerpo reconocerá por sí mismo que ya ha llegado el momento de relajarse y desconectar. Este hábito, eso sí, sólo funciona si realmente utilizas la cama exclusivamente para dormir, ya que si es una prolongación de tu sofá en la que leer, o ver series o películas, el cerebro no la identificará e interiorizará tan fácilmente como un lugar de descanso.
 
2. Realiza ejercicio a diario
Hacer alguna actividad física durante, al menos, media hora al día puede conllevar múltiples beneficios para nuestra salud. Liberar tensiones y reducir el estrés y/o ansiedad son algunos de ellos, además de ser factores con los que conviven muchas de las personas que presentan dificultades para conciliar el sueño. Por ello, es importante que todos los días practiquemos ejercicio, ya que relajaremos tanto a nuestro cuerpo como a nuestra mente antes de dormir. Pero no debemos olvidar que tenemos que intentar practicarlo al menos dos horas antes de acostarnos, ya que en algunas personas puede provocar una sobrestimulación temporal que impida conciliar el sueño.
 
3. No te pases con la calefacción
El inicio del otoño implica variaciones de temperatura constantes, por lo que muchas veces no sabemos si ya ha llegado la hora de desempolvar el edredón o si aún debemos reprimir nuestros instintos y dejarlo a un lado, como ocurre también con la calefacción. Lo ideal es que, para dormir, la temperatura de la habitación esté entre los 15 y los 22 grados. Si nuestra temperatura corporal, así como la de nuestro dormitorio, es demasiado elevada provocaremos una mayor transpiración corporal, e incluso cierta deshidratación, lo que acabará traduciéndose en un sueño más intermitente.
 
4. Cuida lo que tomas antes de dormir
Comer demasiado a la hora de cenar puede provocarnos una digestión pesada que juegue en nuestra contra. Por ello, lo mejor es optar por una cena ligera, que no contenga alimentos pesados, picantes o azucarados, y evitar estimulantes como el té o el café varias horas antes de la misma. Entre los que sí se recomiendan están aquellos ricos en magnesio, como las espinacas o el aguacate (ya que este mineral ayuda a evitar las noches en vela), y las infusiones relajantes (tila, manzanilla,etc).
 
5.  Y si tienes catarro o resfriado…
Para intentar calmar los síntomas relacionados debemos de cuidar varios aspectos a la hora de irnos a la cama. Entre ellos, la postura en la que dormimos, ya que si inclinamos un poco la cabeza (gracias a una altura superior) conseguiremos que la nariz drene mejor que en posición totalmente horizontal. Además, podemos utilizar un humidificador por las noches para que el ambiente esté más húmedo, lo que nos ayudará a respirar con mayor facilidad. Eso sí, si la congestión es muy severa y nos impide respirar, no podremos conciliar el sueño, por lo que lo mejor es optar por aplicarnos un descongestivo químico que nos proporcione un alivio de forma rápida y duradera.

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