close

Presidente Ortega arrasa en elecciones de Nicaragua

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Facebook
Facebook
Youtube
Instagram

El presidente Daniel Ortega logró una aplastante victoria en Nicaragua para gobernar por otro periodo, en el que deberá lidiar con la crisis de su benefactor Venezuela y con un nuevo gobierno en Washington que podría complicar las relaciones con su viejo enemigo de la Guerra Fría.
 
La relativa prosperidad del país centroamericano, que logró un crecimiento económico sostenido y una sensible caída de la pobreza, ahogó las acusaciones de que Ortega pretende instaurar una «dictadura familiar» que amaña elecciones, controla a los medios y manipula a la justicia.
 
El ex guerrillero marxista y su esposa y compañera de fórmula, Rosario Murillo, arrasaron con un 72,5 por ciento de los votos en las elecciones del domingo para un tercer mandato consecutivo hasta el 2021. Además, el resultado les permitirá revalidar su amplia mayoría entre los 92 diputados de la Asamblea Nacional.
 
«Renovamos nuestros votos para seguir cambiando Nicaragua (…) para ir dejando atrás la pobreza y recorrer juntos la ruta de prosperidad que Dios ha abierto para Nicaragua», dijo Murillo el lunes en un contacto telefónico con la televisora nacional.
 
La participación en los comicios fue del 68 por ciento pese a que un sector opositor llamó a boicotearlos como protesta contra «la farsa electoral», después de que una decisión judicial dejó fuera de la carrera al principal rival de Ortega.
 
En tanto, Estados Unidos se manifestó «profundamente preocupado» por lo que calificó las fallas en los procesos electorales de Nicaragua que, agregó, impidieron la posibilidad de una elección libre y justa, según un portavoz del Departamento de Estado.
 
Pero hay otros más optimistas. «Esperamos que los proyectos sociales sigan adelante. La gente se ha sentido correspondida y le está dando su apoyo», dijo Gypsy Ruiz, administradora de empresas de 27 años.
 
Ortega se impuso cómodamente a Maximino Rodríguez, un ex rebelde de la Contra que combatió al sandinismo en la década de 1980 y que logró un 15 por ciento de los votos con el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de centro derecha.
 
Con sus enemigos divididos y una sólida alianza con los grandes empresarios, los principales retos para el mandatario vendrán del exterior.
 
UN OJO EN EEUU, OTRO EN VENEZUELA
 
Las elecciones del martes en Estados Unidos, el principal socio comercial de Nicaragua, podrían alterar la relación relativamente cordial que mantuvo con Barack Obama.
 
Tanto la candidata demócrata, Hillary Clinton, como su rival republicano, Donald Trump, han mostrado visiones comerciales proteccionistas, mientras que la alianza de Ortega con países como Rusia, Irán y Cuba pueden suponer un desafío diplomático.
 
Además, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó en septiembre la iniciativa conocida como «Nica Act», que busca condicionar la asistencia financiera a Nicaragua a mejoras en su sistema democrático, derechos humanos y combate a la corrupción.
 
Aunque para ser ley le queda un largo camino, incluyendo luz verde del Senado y la firma del nuevo mandatario estadounidense, el movimiento hostil muestra que el reclamo opositor ha encontrado eco en los pasillos del poder de Washington.
 
Tras su primer mandato entre 1985-1990, Ortega suavizó su imagen y su combativo discurso revolucionario por uno repleto de referencias a Dios y la reconciliación, pero el domingo tras votar recordó los viejo tiempos de la intervención estadounidense.
 
«Ahora la historia es diferente porque el pueblo así lo decidió (…) ¡Ahí no hay un solo general yanqui!», clamó Ortega, quien emergió en 1979 como figura visible de la revuelta que derrocó la dictadura de Anastasio Somoza y luego desafió a Washington en lo que consideraba «su patio trasero».
 
Mientras tanto, los problemas económicos de Venezuela están reduciendo los créditos baratos otorgados por el país petrolero, clave para disparar la popularidad del «Comandate» Ortega al tiempo que mantenía una disciplina fiscal alabada por el FMI.
 
Gracias a su amistad con el fallecido líder venezolano Hugo Chávez, Ortega negoció desde su retorno al poder en el 2007 más de 3.700 millones de dólares en financiamiento preferencial en el marco de la alianza socialista regional que impulsó Caracas.
 
Mediante este acuerdo, que se maneja a través de empresas privadas y del que se desconocen los detalles, el país tiene ventajosas condiciones para pagar la factura petrolera venezolana y puede financiar diversos proyectos sociales.
 
Pero la recesión en Venezuela comenzó a mermar el caudal de recursos, que cayó un 37 por ciento interanual en el primer semestre del 2016 tras una reducción de casi el 40 por ciento en el 2015, cuando fue de 300 millones de dólares.
 
«Habrá una solución», dijo Fausto Morales, conductor de 27 años, en medio del bullicio de los festejos sandinistas. «Dios abrirá otras puertas para que sigamos adelante», concluyó.

No Comments

Leave a reply

Post your comment
Enter your name
Your e-mail address

Story Page