Cuando los microbios en el interior del sistema digestivo no consiguen la fibra natural que emplean como alimento, empiezan a actuar dañinamente en la capa natural de mucosidad que recubre el intestino, erosionándola hasta el punto de que ciertas bacterias invasoras peligrosas pueden infectar la pared del colon, según indica una nueva investigación en ratones.
La investigación la ha realizado el equipo internacional del microbiólogo Eric Martens, de la Universidad de Michigan en la ciudad estadounidense de Ann Arbor.
Los ratones nacieron y fueron criados sin microbios propios en el intestino, y después recibieron un trasplante de bacterias que crecen normalmente en el intestino humano. Los científicos conocen la firma genética completa de cada una, lo cual ha hecho posible hacer un seguimiento de la actividad de cada clase de bacteria con el paso del tiempo.
Usando para los ratones unas instalaciones específicas para ellos y libres de gérmenes, en la Universidad de Michigan, los autores del estudio analizaron el efecto de cada una de diversas dietas, caracterizadas por diferentes contenidos de fibra, y también de diversas dietas sin fibra. Además infectaron a algunos de los ratones con una cepa bacteriana que produce en ellos lo que ciertas cepas de Escherichia coli hacen en humanos, causando infecciones intestinales que llevan a irritación, inflamación, diarrea y otros síntomas.
Una capa gruesa de mucosidad, generada por las células de la pared del colon, proporciona protección contra bacterias invasoras y otros patógenos.
El resultado: la capa de mucosidad siguió siendo gruesa y la infección no se implantó del todo en ratones que recibieron una dieta que tenía un 15 por ciento de fibra procedente de granos y plantas mínimamente procesados. Pero cuando los investigadores la sustituyeron con una dieta sin fibra, incluso durante unos pocos días, algunos de los microbios de sus intestinos empezaron a erosionar la mucosidad.
Los investigadores también vieron que la mezcla de bacterias cambió dependiendo del alimento que se proporcionaba a los ratones, incluso día a día. Algunas especies de bacterias en el microbioma trasplantado eran más comunes (es decir, se reproducían más) en condiciones de escasa fibra, y otras en condiciones de mucha fibra. Significativamente, las cuatro cepas bacterianas que prosperaron más con dietas con poca o ninguna fibra fueron las únicas que liberan enzimas capaces de descomponer las glicoproteínas que conforman en buena parte esa capa de mucosidad.
Lo descubierto permitirá conocer mejor el papel de la fibra en la dieta normal, así como quizá desarrollar tácticas tendentes a usar la fibra para contrarrestar los efectos de algunos trastornos del tracto digestivo.