Décadas atrás resultaba una utopía que un dominicano llegara a ocupar una curul en el Congreso de los Estados Unidos, debido a que el único puesto que tenia seguro era en un factoría; pero con la juramentación del criollo Adriano Espaillat como nuevo representante de Harlem en la Cámara de Representantes de Washington, ese sueño se convirtió en realidad.
Creer que Espaillat, de 62 años, quien alguna vez fuera inmigrante indocumentado, sea ahora senador en esa gran ciudad es motivo de admiración, no solo de los dominicanos, sino también de la comunidad latina que cada día se encamina hacia un mejor futuro en la gran urbe.
Con la elección de Espaillat en el Congreso de Estados Unidos queda demostrado que los dominicanos tienen capacidad para ocupar cargos de alto mando y de esa forma encarrilar su vida para prepararse intelectualmente y hacer la transición, con el fin de conquistar más escaño en la política anglosajona.
Este sentimiento se ha sembrado en el corazón de la diáspora, la cual desea que todos los años elijan más y más dominicanos que pongan en alto la Bandera Nacional y hagan sentir orgullosos a sus compatriotas.
Enhorabuena Adriano Espaillat, enhorabuena República Dominicana. Adelante latinos, juntos podemos.
