Bancos chinos otorgaron un récord de 12,65 billones de yuanes

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Los bancos de China entregaron un récord de 12,65 billones de yuanes (1,82 billones de dólares) en préstamos en 2016, mientras el Gobierno alentó un mayor estímulo crediticio para cumplir con la meta de crecimiento económico pese a las preocupaciones sobre los riesgos de un explosivo aumento en el nivel de deuda.
 
Los máximos líderes chinos prometieron tras una reunión clave el mes pasado limitar el avance de las burbujas de activos en el 2017 y dar mayor importancia a la prevención del riesgo financiero, mientras mantienen una política monetaria «prudente y neutral».
 
Pero, sólo en diciembre, los bancos chinos entregaron 1,04 billones de yuanes en nuevos préstamos netos en moneda local, más de lo esperado, disparando el total anual por encima del máximo histórico alcanzado en 2015. Analistas habían previsto en un sondeo de Reuters que los nuevos créditos caerían a 700.000 millones de yuanes desde 794.600 millones en noviembre.
 
Los nuevos préstamos bancarios superaron el año pasado los niveles de estímulo crediticio masivo operados durante la crisis financiera global en 2009, según cálculos de Reuters basados en datos del banco central. El total fue cerca de un 8 por ciento superior al récord histórico de 11,72 billones de yuanes otorgados en 2015.
 
Los préstamos siguieron liderados fuertemente por un crecimiento en los créditos hipotecarios, pese a una serie de medidas aplicadas por gobiernos locales a fines del 2016 para intentar enfriar el precio de las casas y contener las burbujas inmobiliarias.
 
Los créditos para vivienda representaron un 50 por ciento del total de nuevos préstamos el año pasado, mientras que los créditos corporativos fueron el 48 por ciento. El endeudamiento a mediano y largo plazo acaparó un 78 por ciento del total, mientras que un 11 por ciento fue deuda a corto plazo.
 
La economía china se expandió a un firme 6,7 por ciento en el tercer trimestre y es altamente probable que cumpla con la meta oficial para todo el 2016 de entre 6,5 y 7 por ciento, alentada por un enorme nivel de crédito, mayor gasto del Gobierno y un auge del mercado inmobiliario.
 
Pero la carga de la deuda corporativa sigue creciendo, lo que aumenta los riesgos para la economía y el sistema financiero, en momentos en que los funcionarios buscan impulsar reformas estructurales y alentar el desapalancamiento.