La mujer debe tener el derecho a decidir cuántos hijos tener. Y cuándo. La mujer no debe ser obligada a tener los hijos que el hombre, sea su esposo, novio, amigo, amante o compañero, quiera.
La maternidad es asunto de mujer, no de hombre.
Pero los hombres, dueños del mundo, le imponen a la mujer una maternidad muchas veces no deseada, como si fuera una incubadora.
El aborto no debería ser un tema de discusión a estas alturas del desarrollo de la humanidad. En muchas sociedades con altos niveles de educación y desarrollo económico esa cuestión ha sido resuelta legalizando la interrupción del embarazo por las razones que la mujer entienda.
Yo estoy de acuerdo con el aborto en todas las circunstancias. Lo he dicho otras veces.
Insistir en castigar el aborto es un anacronismo que nada tiene que ver con defender la vida humana, pues millones de niños y niñas, adolescentes y jóvenes mueren todos los años a causa de enfermedades curables, de hambre y durante los bombardeos indiscriminados de los países en guerra, sobre lo cual rara vez la iglesia se refiere.
Las iglesias, sobre todo la católica, no tienen calidad moral para mantener una campaña en contra de la suspensión de la gestación, por todo el daño que históricamente le han hecho a la mujer, como género, discriminándola, condenándola, asesinándola en la hoguera tras acusarla de hereje y considerándola un ser inferior subordinado a los caprichos masculinos.
La iglesia, que viola miles de niños y niñas en el mundo no puede hablar de abortos. El celibato es un absurdo anti bíblico que incita a los pecados de la carne incluyendo la homosexualidad y las perturbaciones más aberrantes que pueda tener una persona.
Castigar y condenar el aborto bajo cualquier circunstancia es sentenciar a las mujeres pobres al desamparo, a enfermedades, incluso a la a muerte.
Las féminas de clase media en adelante tienen los medios educativos y materiales para resolver cualquier problema de esa índole, ya sea en el país o en el extranjero.
Si la iglesia ama tanto la vida, como dice, ¿por qué la mayoría de los curas, de todos los niveles y rangos no reconocen a sus propios hijos que suelen decirles tío? ¿Si defienden tanto la vida por qué no salen a recoger a los cientos de niños que deambulan por las calles pidiendo un pedazo de pan? ¿Por qué los obispos no se llevan para sus casas a los niños y niñas huérfanos de padre y madre por la violencia intrafamiliar? ¿Y por qué los políticos corruptos que se oponen al aborto mientras se roban el presente y el futuro de la niñez no adoptan una docena cada uno?
No entiendo, de verdad, por qué se preocupan tanto por los niños y niñas que no han nacido.
A favor del aborto
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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