El lanzador de los Miami Marlins José Fernández, ebrio y a una velocidad vertiginosa, era quien conducía y el único culpable de que la lancha rápida que conducía chocara contra un muelle rompeolas de roca cerca de South Beach., concluyeron las autoridades en un reporte que dieron a conocer el pasado jueves. En el terrible accidente, perecieron Fernández y dos hombres que lo acompañaban.
De haber sobrevivido, probablemente Fernández hubiera sido acusado de varios delitos, entre otros homicidio culposo, según el informe final a cargo la Comisión para la Conservación de la Pesca y la Vida Silvestre de la Florida (FWC).
Los investigadores llegaron a esta conclusión ya que el daño físico que sufrió el cuerpo de Fernández coincide con el daño que tuvo la pizarra central del bote. Su ADN también se encontró en el acelerador y el volante.
El bote, según los investigadores, iba a más de 65 millas por hora, poco más que la velocidad máxima de la embarcación.
Fernández manejó el bote con las facultades normales alteradas, de forma imprudente, a una velocidad enorme, en la oscuridad de la noche, en una zona con conocidos peligros para navegar, como los rompeolas y postes de canales, determinó el informe.
El reporte se da a conocer casi seis meses después que Fernández y los otros dos jóvenes se mataran cuando el bote del lanzador se estrelló contra un muelle en Government Cut cerca de South Beach poco antes del amanecer del 25 de septiembre.
Los dos amigos que iban con él, Emilio Jesús Macías, de 27 años, y Eduardo Rivero, de 25 años, también murieron en el choque
El reporte rechaza el argumento, tantas veces esgrimido por el abogado de Fernández, de que el lanzador no era quien conducía la embarcación en el momento de la colisión. El abogado afirmaba que en el momento del choque, Fernández estaba hablando por teléfono con un testigo que dijo que el pelotero le gritaba a alguien que se mantuviera a la izquierda, lejos de la costa.
Sin embargo, luego de revisar los archivos telefónicos del testigo, el gerente de un club llamado Yuri Pérez, los investigadores concluyeron que la llamada tuvo lugar 12 minutos antes del accidente, cuando el bote estaba todavía en el río Miami.
La muerte de la estrella cubana consternó al sur de la Florida y a la franquicia de los Marlins, donde Fernández era uno de sus principales talentos. Sus compañeros de equipo usaron el número de su camisa en un emotivo y tiste partido después de su muerte, y miles de personas lo honraron durante una procesión pública días después de la tragedia.
Durante largos meses, investigadores de la FWC que se encarga de las pesquisas de las muertes en embarcaciones en las aguas de Miami ha estado armando el rompecabezas del violento choque del bote de 32 pies llamado Kaught Looking.
Esa noche, le dijeron amigos del lanzador a la prensa, Fernández había estado molesto y quería tranquilizarse un poco después de un juego en el que no lanzó. Varios peloteros no quisieron acompañarlo en el bote, pero su amigo Rivero sí estuvo de acuerdo en ir con él.
Se citaron en el American Social, un clubs de moda en el río Miami, donde se reunieron con Macías, que vivía en el condominio adyacente. Amigo de Rivero, Macías accedió a bajar del edificio y conocer a Fernández, ya que trabajaba como asesor de finanzas y el lanzador podría ser un posible cliente.
Los tres decidieron dar un paseo en el bote que terminó poco después de las 3 a.m., cuando impactó el rompeolas del norte, uno de los dos que hay en el canal Government Cut, por donde los barcos comerciales entran al Puerto de Miami.
Un informe toxicológico que se dio a conocer en octubre indicó que Fernández, 24, estaba legalmente borracho y tenía también cocaína en el sistema sanguíneo cuando murió.
Desde el funesto accidente, las familias de Macías y Rivero han presentado demandas por negligencia contra el patrimonio de Fernández.
Fernández fue el culpable del trágico accidente donde murió
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