Los ecuatorianos acudían este domingo a las urnas para elegir entre un socialista y un exbanquero de derecha al sucesor del presidente Rafael Correa, en un reñido balotaje visto como un test para la izquierda latinoamericana.
El resultado del balotaje podría inclinar la balanza en favor de la derecha, que retornó en Argentina, Brasil y Perú, en lo que algunos llaman la «restauración conservadora». La recta final de la campaña estuvo marcada por las alusiones a la crisis institucional en Venezuela.
El resultado también será decisivo para el fundador de WikiLeaks, el australiano Julian Assange, a quien el gobierno de Correa mantiene asilado en su embajada en Londres desde 2012.
Los ecuatorianos empezaron hacia las 07H00 locales (12H00 GMT) a votar para elegir presidente entre el exvicepresidente socialista Lenín Moreno y el opositor conservador Guillermo Lasso.
En la primera vuelta del 19 de febrero, Moreno, del movimiento oficialista Alianza País (AP), logró un 39,3% de los votos válidos y Lasso, del Creando Oportunidades (Creo) y principal líder de la oposición, cosechó un 28,1%.
«Declaramos oficialmente inaugurados los comicios presidenciales (…) donde se elegirá por la vía democrática al nuevo presidente», expresó el titular del Consejo Nacional Electoral (CNE), Juan Pablo Pozo, en un acto inaugural.
Por primera vez en 10 años sin Correa como candidato, a quien la oposición acusa de haber derrochado la mayor bonanza petrolera del país, AP se juega su permanencia en el poder con Moreno, un abanderado de las causas sociales que sufre una paraplejia por un disparo que recibió en un asalto en 1998.
Militares ecuatorianos junto al edificio del Consejo Nacional Electoral, en Quito el 1 de abril de 2017, la víspera de las elecciones presidenciales.
Con un plan que privilegia la inversión social a los «paquetazos ni privatizaciones» y una «cirugía mayor» a la corrupción, Moreno se enfrenta a la propuesta de Lasso, modelo del hombre hecho a sí mismo y expresidente del Banco de Guayaquil, que ofrece abrir el mercado, generar un millón de empleos y eliminar 14 impuestos.
Golpeados por la difícil situación de la dolarizada economía, unos 12,8 millones de ecuatorianos votarán hasta las 17H00 (22H00 GMT) en un ambiente polarizado por las propuestas antagónicas.
Los resultados oficiales se esperan a partir de las de 20H00 (01H00 GMT del lunes).
«Ecuador no es Venezuela»
Si en la campaña de la primera vuelta se instaló a última hora el tema de la corrupción, con escándalos como el de la petrolera estatal Petroecuador -que implicó a un exministro de Correa- y el de los supuestos sobornos millonarios de la firma brasileña Odebrecht a funcionarios ecuatorianos, en la segunda ronda se sumó la crisis de Venezuela.
«Cambio es evitar que el Ecuador viva lo que está pasando nuestro país hermano Venezuela, evitar una dictadura», señaló Lasso, de 61 años, tras conocer que el Tribunal Supremo de Justicia venezolano asumió las funciones del Parlamento, una medida de la que dio marcha atrás el sábado.
Moreno, de 64 años, con un estilo más conciliador de que el de Correa, no se refirió al tema, pero el canciller Guillaume Long aseguró que «Ecuador no es Venezuela».
Las últimas encuestas, que por ley podían difundirse en Ecuador hasta el 22 de marzo, ubican primero a Moreno por un margen que oscila entre los 4 y los 14 puntos, si bien analistas indican que en las últimas proyecciones privadas Lasso ganaba terreno.
Aunque la recesión económica, agravada por la caída del precio del crudo y la apreciación del dólar, y la corrupción han golpeado electoralmente al oficialismo, Moreno cuenta todavía con una sólida base popular y el arrastre de la figura de Correa.
«Aquí importa mucho el voto por el caudillo, el líder. Y todavía la presencia de Correa en el imaginario y en la campaña misma de Moreno tiene un gran efecto», comentó a la AFP el analista político Paolo Moncagatta, de la privada Universidad San Francisco.
Lasso, partidario de retirar el asilo que le otorgó Correa a Julian Assange, cuenta con la bendición de las clases altas, con el descontento de las clases medias (antes en buena parte correístas) y tiene el apoyo explícito de los líderes de los otros partidos opositores.
Para Napoleón Saltos, catedrático de la Universidad Central, «lo que vamos a vivir en cualquier caso es lo que llamaríamos un periodo de transición (…). Así gane Lenín va a haber modificaciones».
Consejo Electoral acordonado
La víspera, Moreno pidió en su cuenta de Twitter «vivir una jornada electoral en paz», en tanto que Lasso llamó a hacer «una elección justa y democrática» en la misma red social.
Sin embargo, el CNE, donde en la primera vuelta simpatizantes de Lasso protestaron para exigir transparencia y rapidez en el conteo de votos, lleva varios días cercado con vallas y con resguardo policial y militar.
En el acto del domingo en el CNE, Correa llamó a los políticos a «ser humildes en la victoria y dignos en la derrota» y a «rechazar cualquier acto de violencia o intimidación que pongan en riesgo la estabilidad política y la paz social».
En el primer turno, donde también se celebraron elecciones legislativas, el oficialismo aseguró la mayoría absoluta con 74 curules, aunque perdió la mayoría de dos tercios del Parlamento. Una eventual victoria opositora podría dificultar la gobernabilidad del país.
Ecuador vota en balotaje clave para la izquierda latinoamericana
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