Manila.- El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dejó en el aire confirmar si aceptará la invitación de su homólogo estadounidense, Donald Trump, para visitar la Casa Blanca, en un momento en que Manila prioriza sus relaciones con China.
«Estoy muy ocupado, no puedo hacer ninguna promesa definitiva. Tengo planes de ir a Rusia, a Israel…», afirmó Duterte durante una visita la noche del lunes a una flotilla de barcos chinos en Davao, en declaraciones divulgadas este martes por las televisiones locales.
El mandatario estadounidense invitó el domingo al filipino a visitar la Casa Blanca «para debatir la importante alianza entre ambos países», informó la Oficina Presidencial de Washington, después de que ambos mantuvieran una «amistosa» conversación telefónica.
La administración de EE.UU. aseguró que busca apoyos de los países de Asia Oriental para aislar aún más a Corea del Norte en un momento de tensión por los ensayos de misiles y los avances en el programa nuclear del régimen de Kim Jong-un.
Duterte, que en septiembre llamó «hijo de puta» al predecesor de Trump, Barack Obama, por criticar su polémica «guerra contra las drogas», ha dado un giro a la política exterior de Filipinas desde su llegada al poder el pasado junio con un alejamiento de Washington -su aliado tradicional- y un acercamiento a Pekín.
En sus declaraciones del lunes el presidente filipino incluso planteó la posibilidad de realizar maniobras militares conjuntas con China al oeste de la isla de Mindanao, una conflictiva región donde operan piratas y grupos terroristas islámicos.
Tres buques de guerra chinos concluyen hoy una visita de tres días a la ciudad portuaria filipina de Davao, en un intento de Pekín y Manila de estrechar sus lazos en defensa a pesar de la disputa territorial en las islas Spratly.
Ambos países se disputan la soberanía de una parte de las islas, en un conflicto que se agravó en 2012 cuando China se hizo con el control del atolón de Scarborough, zona de faena tradicional de pescadores filipinos, también el Mar del Sur de China.
La Corte de Arbitraje Permanente de La Haya dio la razón a Manila en este contencioso en julio del año pasado, pero Rodrigo Duterte optó por ignorar la sentencia y reiniciar el diálogo bilateral para dar prioridad a la cooperación económica con el gigante asiático.
El mandatario filipino visitó a su homólogo chino, Xi Jinping, en Pekín el pasado octubre y desde entonces los dos países han estrechado sus relaciones y han suscrito varios acuerdos de cooperación.
Duterte deja en el aire aceptar invitación Trump a Casa Blanca
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