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¿Se unirá Cabrera a Pujols en el club de los 600?

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Cuando el venezolano Miguel Cabrera se le acercó al dominicano Albert Pujols para felicitarlo por llegar a los 600 jonrones durante las prácticas de bateo antes del arranque de la serie entre los Tigres y los Angelinos, el toletero de los felinos lo hizo con toques de respeto, alegría y humor.

Cabrera le dijo a Pujols que — con tal de que no le costara a Detroit una victoria — le hubiera gustado ser testigo de la hazaña del quisqueyano en persona en vez de verla por televisión.

Un día después, Cabrera recordó cuando, como un prospecto con 17 años de edad, se sentó en las gradas para un juego de la Liga de la Toronja entre los Cardenales y Marlins en el 2001, porque quería ver a Pujols — en aquel entonces de 21 años de edad — captivar la atención de todo el béisbol.

Pujols, por su parte, a través de los años ha compartido lecciones con Cabrera. El inicialista de los Tigres todavía recuerda el momento, durante su primera temporada en las Grandes Ligas, cuando Pujols lo reprendió por dejar pasar un lanzamiento que podía batear con un corredor en la tercera base y menos de dos outs.

«Me preguntó por qué lo hice», recordó Cabrera. «Le dije que quería ver otro pitcheo. Él me dijo que no era necesario ‘ver otro pitcheo’ con un hombre en posición de anotar».

Ahora la plática ha continuado por más de una década, un intercambio de estrategias entre futuros Salón de la Fama. Tienen una rivalidad amistosa, siendo señalados como «el mejor bateador en el juego» en diferentes momentos de la última década.

Ahora surge una interrogante obvia: ¿Podrá Cabrera, con 451 cuadrangulares, algún día acompañar a Pujols en el club de los 600? Cabrera sonrió.
«Deberán acercar los muros — que estén a 400 pies y no a 420 de distancia», bromeó Cabrera.

De una manera cómica Cabrera dejó en claro que no le tiene resentimiento al amplio jardín central del Comerica Park. Pero tampoco niega la frustración física que ha sentido en esta temporada.

Cabrera se ha perdido nueve partidos debido a un tirón en la ingle. Se ausentó para tres más el mes pasado por una dolencia en el oblicuo. Durante la mayoría de la campaña, el toletero ha sentido molestias en la parte inferior de la espalda.

Tras el consejo de los preparadores físicos de Detroit, Cabrera aplicó un régimen de dieta y ejercicio con el fin de perder peso. Está tratando de disminuir la carga sobre la espalda y el tobillo derecho, que fue operado después de la temporada del 2014.

Por ahora, Cabrera se siente optimista. Pero observa los mismos números que los demás: Ha conectado dos vuelacercas desde principios de mayo — y apenas lleva cinco en la campaña.

«Mira mi año», indicó Cabrera. «Ha sido decepcionante. He sufrido lesiones, pero me siento mejor ahora. Me siento bien. Espero que así sea con consistencia».

Cabrera trata de convencerse de que está a un juego de comenzar una buena racha. Basado en su historial, vale la pena pensar así. Pero el maracayero también tiene 34 años de edad y está consciente de mayores circunstancias personales y profesionales: Está bajo contrato que le pagará US$32 millones en su temporada con 40 años de edad — en el 2023 — con una franquicia que podría reconstruir su roster tan pronto como en la fecha límite de cambios de este 31 de julio.

¿Quiere Cabrera procurar ser un jugador productivo hasta el final de su contrato?

«Esa es mi responsabilidad», expresó. «Es algo que sentimos por dentro. Debemos hacerlo — por los Tigres. No sólo firmas el contrato y ya. Esto es muy importante para mí».

Han acertado los que piensan que este punto de vista les recuerda un poco a los últimos años de Pujols en Anaheim. Pujols corre con algo de problemas debido al dolor en el pie derecho, pero de todas maneras no ha visto un día en la lista de incapacitados desde el 2013. Aunque su promedio ha descendido, Pujols ha promediado 36 vuelacercas y ha empujado 107 carreras entre las últimas dos temporadas.

Parece que Pujols ha aplicado la lección que le enseñó al joven Cabrera sobre atacar los pitcheos con hombres en posición de anotar. Antes, Cabrera aspiraba a surgir de una manera similar a la de Pujols — y lo logró. Ahora admira la dignidad silenciosa de un valiente descenso.

«Valoro lo que está haciendo», declaró Cabrera. «Siempre quiere jugar».

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