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Analizan cómo afecta la autoimagen corporal de adolescentes en conductas

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Científicos de las universidades de Cádiz y Sevilla en colaboración con el hospital Virgen del Rocío, la Universidad de Valencia y el Instituto de Salud Carlos III de Madrid han relacionado cómo influye la imagen que los jóvenes de entre 14 y 21 años tienen de sí mismos con conductas que permanecen en etapas posteriores y que pueden derivar en trastornos emocionales de distinta índole.

A través del análisis de tendencias en adolescentes, como la preocupación por la ropa o por el peso, las actividades sociales, la restricción de la comida o el ejercicio físico, los expertos pueden diagnosticar de manera temprana patologías relacionadas con la insatisfacción con su propia imagen.

Según las conclusiones del estudio, el hecho de que una persona plantee una determinada acción para modificar aspectos de su cuerpo con los que no está satisfecho, puede derivar en un estilo de vida que permanezca a largo plazo.

Controlar la dieta, hacer ejercicio físico o maquillarse son acciones frecuentes para mejorar la imagen, pero los resultados que ofrece la investigación apuntan que cuando estos hábitos se convierten en una preocupación mayor pueden aparecer distintas enfermedades que también perduren en el tiempo, como los trastornos de la conducta alimentaria.

Por tanto, para los investigadores, conocer cuáles son las pautas que puedan derivar en conductas preocupantes es fundamental para establecer medidas a tiempo.

Los expertos describen cómo hacerlo a través del llamado modelo de mediación en el artículo ‘Body image and adolescence: A behavioral impairment model’ publicado en la revista Psychiatry Research.

“El estudio, por tanto, pretende aplicar un modelo que anticipe si esa idea sobre sí mismo puede comportar cambios graves. Es el caso de si observamos, por ejemplo, una excesiva preocupación por el peso, o por modificar el físico mediante cirugía, conductas cada vez más frecuentes entre adolescentes y que permanecen en adultos”, concluye el experto.

Hacer ejercicio físico o dieta o maquillarse son acciones frecuentes para mejorar la imagen, pero cuando se convierten en una preocupación mayor pueden aparecer distintas enfermedades que perduren en el tiempo.

En su análisis, los expertos han partido de tres variables iniciales: género, grado de insatisfacción por el propio cuerpo y la orientación de la apariencia, es decir las acciones que se toman o no para mejorar esa insatisfacción.

Estas valoraciones se relacionan con lo que la persona piensa de sí misma y cómo la ven los demás, es decir, pensamientos autorreferenciales. Además, existen variables iniciales, intermedias y finales que se relacionan entre sí. Aspectos como la edad, el género, la clase social, enfermedades o fármacos, consumo de alcohol o drogas se suman a otras características como el nivel de ansiedad o de depresión, que desempeñan un papel fundamental en la autoconciencia sobre el físico, según los expertos.

“En la actualidad, los modelos que toman los adolescentes son cada vez más exigentes. Esto hace que la insatisfacción sobre la imagen propia crezca y se adopten medidas para modificarla, como hacer dieta o ejercicio.

En el estudio hemos valorado distintas variables estableciendo múltiples relaciones directas e indirectas entre ellas para obtener un modelo válido que explique las causas y pronostique las consecuencias”, afirma a la Fundación Descubre el investigador Juan Francisco Rodríguez Testal, autor del artículo.

Con el análisis de estas variables extraídas a través de una batería de preguntas realizadas a 661 jóvenes de entre 14 y 21 años, los investigadores han determinado que a los 16 años la idea sobre insatisfacción y la orientación hacia acciones de mejora aumentan. Sin embargo, la población más vulnerable hacia conductas que puedan perdurar en el tiempo o que desemboquen en patologías es más temprana, tanto por el nivel de ansiedad que presentan como por las orientaciones de la apariencia hacia las que derivan, más continuadas y exigentes.

De hecho, actualmente el equipo investigador está en fase de recopilación de datos en otro proyecto similar en el que han ampliado el rango de edad a los 12 años para profundizar en este aspecto.

Además, según refiere el investigador, estudios anteriores han manifestado que un 70% de las mujeres adultas se muestran insatisfechas con su imagen, presentan una mayor tendencia hacia la orientación de la apariencia y pueden desembocar en síntomas depresivos u otras ideas de referencia que supongan cambios comportamentales serios. (Fuente: Fundación Descubre)

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