Washington. – Durante tres horas, el exdirector del FBI James Comey lanzó un ataque implacable a la credibilidad del presidente de Estados Unidos.
Los comentarios de la Casa Blanca fueron “mentiras, lisa y llanamente”. Comey tomó notas de sus conversaciones porque le preocupaba que el presidente “pudiera mentir” posteriormente. Después de un tiempo, señaló, desconfiaba tanto del hombre que maneja el país que no quería que lo dejaran solo con él.
Fue un retrato televisado y cautivador del presidente Donald Trump, uno sin paralelo en la memoria reciente por su potencial para socavar una presidencia.
El mensaje de Comey, presentado con meticuloso detalle, equivalió a un desafío a los legisladores, al público y al fiscal especial que ahora investiga los posibles vínculos entre la campaña de Trump y Rusia: ¿Qué versión cree usted: la del que solía ser el principal funcionario policial de la nación que dio su testimonio bajo juramento de decir la verdad, o el de un presidente con antecedentes de eludir la verdad en asuntos grandes y pequeños?
A la larga la respuesta a esa pregunta podría no tener un impacto en el desenlace de las investigaciones del FBI y del Congreso sobre el caso de Rusia, y podría no impulsar más a los legisladores republicanos a una ruptura dramática con el líder de su partido.
Pero sí podría dejar al presidente en una posición peligrosamente débil cuando aún no cumple cinco meses de su período.
“Un presidente no se puede comunicar con eficacia si su tanque de la confianza está lleno de agujeros y su credibilidad ha sufrido filtraciones por todo el panorama político”, dijo Matthew Dowd, que fungió como estratega en jefe en la campaña de reelección del presidente George W. Bush. Un sondeo de Gallup efectuado en abril halló que sólo el 36% de los estadounidenses consideran a Trump “honesto y digno de confianza”, un descenso en comparación con 42% en febrero.
La Casa Blanca y el abogado personal del mandatario defendieron vigorosamente su integridad, al afirmar que él no intentó que el FBI pusiera fin a la investigación sobre el exasesor de Seguridad Nacional Michael Flynn y tampoco buscó que Comey le prometiera lealtad.
Ambos hicieron notar rápidamente que el exdirector del FBI validó una afirmación de Trump: que Comey le dijo en tres ocasiones que él no era personalmente el blanco de la investigación.
“Definitivamente puedo decir que el presidente no es un mentiroso, y creo que francamente es insultante que se efectuara esa pregunta”, dijo la portavoz Sarah Huckabee Sanders.
Comey mismo es un personaje controversial. Hizo enfurecer a los demócratas el año pasado por la forma en que manejó la investigación acerca de la manera en que la candidata demócrata Hillary Clinton usaba su correo electrónico, incluida la decisión de revelar públicamente que había un potencial de dar a conocer nueva información 10 días antes de los comicios.