En su reunión de política monetaria de junio de 2017, el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) decidió mantener su tasa de interés de política monetaria en 5.75% anual.
La decisión respecto a la tasa de referencia tomó en consideración el balance de riesgos en torno a las proyecciones de inflación y las expectativas del mercado, así como la evolución de los principales indicadores macroeconómicos nacionales y el entorno internacional relevante para la economía dominicana.
Al mes de mayo, la tasa interanual de inflación descendió a 3.11%, manteniéndose dentro del rango meta de 4% ± 1% establecido en el Programa Monetario. La inflación acumulada en los primeros cinco meses del año se redujo a 0.96%. Por otro lado, la inflación subyacente, relacionada con las condiciones monetarias, ascendió a 2.20%. De acuerdo a las más recientes proyecciones, la inflación permanecería dentro del rango meta en el horizonte de política monetaria.
En el contexto internacional, la economía de Estados Unidos de América (EUA) estaría creciendo 2.2% en 2017 y 2.4% en 2018, según Consensus Forecast. Además, la inflación se ubicaría en 2.3% y 2.2% en 2017 y 2018, respectivamente. Recientemente, el Fondo Monetario Internacional ajustó a la baja sus pronósticos de crecimiento para la economía estadounidense, al tiempo que el mercado espera que continúe la normalización de la política monetaria con nuevos incrementos de tasas, por parte de la Reserva Federal en el presente año.
Por otro lado, en la Zona Euro la actividad económica continuaría expandiéndose en torno al potencial, registrando tasas anuales de 1.8% en 2017 y 1.6% en 2018. La inflación de este bloque de países se mantendría por debajo de la meta de 2.0% del Banco Central Europeo, alcanzando 1.6% y 1.4% en 2017 y 2018, respectivamente.
Para América Latina, se espera una recuperación de la recesión en el presente año 2017, con la excepción de Venezuela que seguiría presentando un crecimiento negativo. Las proyecciones indican que la región se expandiría en 1.6% este año y 2.5% en 2018, impulsada por términos de intercambio más favorables, particularmente para las economías exportadoras de commodities. En el caso de los países de América del Sur, los pronósticos de precios del petróleo en torno US$50 por barril, implicarían una mejoría con respecto a los pasados dos años. En cuanto a las condiciones financieras internacionales, a pesar de los incrementos de la tasa de política monetaria en Estados Unidos, se mantiene un alto grado de liquidez, siendo favorable para las economías emergentes.
En el ámbito doméstico, la actividad económica tiende a converger gradualmente a su potencial de 5.0%, en línea con lo contemplado en el Programa Monetario. El crédito al sector privado en moneda nacional se incrementa en torno a una tasa interanual de 11.0%, por encima del crecimiento esperado para la producción en términos nominales.
Por el lado fiscal, la ejecución presupuestaria indica una política de reducción de gastos que apunta a un déficit para final del año, por debajo de la meta establecida en el Presupuesto Nacional de -2.3% del PIB. En ese sentido, al mes de mayo, el crecimiento interanual del gasto público fue negativo, al tiempo que las recaudaciones se ubicaron por encima del nivel estimado en el Presupuesto. Como resultado de este comportamiento de los ingresos y los gastos, el déficit del Sector Público no Financiero al cierre de mayo fue de -0.5% del PIB estimado para el cierre del año.
Con respecto a las cuentas externas, las actividades generadoras de divisas mantienen un buen desempeño, contribuyendo al fortalecimiento de las reservas internacionales y facilitando el mantenimiento de la estabilidad relativa del tipo de cambio. En este sentido, cabe destacar que al primer trimestre del año los ingresos acumulados por turismo y remesas ascendieron a US$1,979 millones y US$1,455 millones, respectivamente. Del mismo modo, al mes de mayo la llegada de pasajeros no residentes se incrementó en 6.7% en términos interanuales.
El Banco Central de la República Dominicana reafirma su compromiso de conducir la política monetaria al logro de su meta de inflación y al mantenimiento de la estabilidad macroeconómica. En ese sentido, seguirá monitoreando la evolución de la economía mundial y la coyuntura doméstica, a fin de adoptar las medidas necesarias ante posibles riesgos sobre la estabilidad de precios y el buen funcionamiento de los sistemas financiero y de pagos.