San Petersburgo, Rusia.- Alemania se proclamó campeona de la Copa Confederaciones al derrotar por la mínima a Chile (1-0) en un partido que se decidió en un fallo garrafal en defensa de La Roja, mediada la primera parte.
De esta forma, los alemanes inscribieron por vez primera su nombre en este torneo, en el que Brasil había ganado las tres últimas ediciones y que, según los rumores, podría haber vivido sus últimos instantes.
Fue un trabajo de ingeniería alemana, en el que los pupilos de Joachim Löw aprovecharon inteligentemente los fallos del rival y mantuvieron la calma en todo momento, muy al contrario que el equipo rival, que fue todo pasión y nervios.
Un fallo garrafal de Marcelo Díaz a los veinte minutos marcó el devenir de la final, ya que hasta entonces La Roja había desarbolado a la campeona mundial.
Alexis no tuvo su día, pero tampoco el resto de integrantes de la generación dorada del fútbol chileno, que no supieron reponerse del duro revés que supuso el gol encajado.
Los dos técnicos repitieron equipo en relación a las semifinales, con la excepción de Mustafi, el central del Arsenal, que volvió al once titular de Alemania.
Chile salió a atosigar a los alemanes desde el primer minuto con hasta cuatro jugadores presionando la salida del balón, lo que obligó a Ter Stegen a dar más de un pelotazo.
La primera ocasión llegó antes de los cinco minutos, en una buena combinación del equipo sudamericano que acabó con un disparo al borde del área pequeña de Arturo Vidal que el guardameta del Barcelona acertó a despejar con los pies.
En el primer cuarto de hora los alemanes apenas cruzaron el centro del campo, mientras Alexis y Vargas pusieron a prueba en otras dos ocasiones a Ter Stegen.
A los veinte minutos Alexis tuvo en sus botas el primer gol después de que el portero teutón no fuera capaz de atrapar un disparo desde fuera del área de Vidal, pero no llegó a golpear el balón, fallo que sería fatal.
Y es que un minuto después ocurrió un accidente que marcaría la final. Marcelo Díaz intentó burlar a un rival cuando era el último jugador y el balón se lo robó Werner, que ante la salida desesperada de Bravo se lo cedió a Stindl para que marcara a puerta vacía, en el minuto 20.