República Dominicana, la tierra de nuestros anhelos, es un pueblo de gente parejera y, en ocasiones, falto de identidad. Es imperdonable que el cuatro de julio dominicanos y dominicanas hicieran tendencia en las redes sociales el “#Happy 4th of July” por la independencia de Estados Unidos.
Olvidaron que ese mismo día el país tiene dos fechas trascendentales: la ejecución del patricio Francisco del Rosario Sánchez, cuatro de julio 1861; y el suicidio del presidente Antonio Guzmán, cuatro de julio de 1982.
No está mal que honremos la independencia de una nación amiga, principal socio comercial, la que acoge miles de trabajadores y trabajadoras, quienes sustentan nuestra economía con sus remesas. Malo es que se olviden de Sánchez, uno de los forjadores de la patria dominicana: primero en la Guerra de Independencia del 27 de Febrero de 1844; y después precursor de la Guerra de Restauración.
Peor aún, este año 2017 es el bicentenario de su natalicio. Sánchez nació el 9 de marzo de 1817, y el día de su asesinato pasa sin pena ni gloria para las autoridades.
El general Pedro Santana fue malo porque el primer aniversario de la Independencia Nacional, 27 de febrero de 1845, ordenó fusilar a Andrés Sánchez, hermano; María Trinidad Sánchez, tía del prócer, y después al propio Francisco del Rosario Sánchez. Peores que Santana son los que olvidan la sangre derramada por los padres fundadores de la República.
Mi profesora en la Universidad Católica de Santo Domingo, la historiadora Celsa Albert, se quejaba de la discriminación hacia Sánchez por negro y porque su madre era una negra esclava que andaba descalza.
Don Antonio
Acontecimiento triste para el país fue la muerte de don Antonio Guzmán Fernández. Se suicidó, según revelara el presidente Joaquín Balaguer, deprimido por el acoso de dirigentes de su partido, el Revolucionario Dominicano (PRD), quienes lo amenazaban con que él y miembros de su familia iban a la cárcel por corrupción.
Fue este gobernante el responsable de “vaciar” las cárceles de presos políticos de los famosos represivos “12 años de Balaguer” y dar amnistía a los exiliados que deambulaban por el mundo desde la Revolución de Abril de 1965. Una vez el presidente Balaguer bromeó con la prensa, diciendo que “no son presos políticos, sino políticos presos…”.
Son unos ingratos aquellos que pasan por alto el día de su triste muerte, al igual que la del ilustre Francisco del Rosario Sánchez. Eterno honor a ellos.