Jesús Aponte abre la puerta y surgen cientos de plantas puntiagudas, verdes y aromáticas, una cosecha que Puerto Rico espera la ayude a combatir una feroz crisis económica generando miles de empleos y millones de dólares en ingresos.
Aponte, un biólogo e ingeniero químico de 29 años, había estado pensando en sumarse a la ola de puertorriqueños jóvenes que se van a buscar fortuna a Estados Unidos, en un éxodo que agravó las penurias de la isla. Pero notó que la industria de la marihuana con fines médicos estaba empezando a expandirse y encontró uno de los pocos empleos disponibles en la isla, supervisando 2.000 plantas de la firma Natural Ventures.
“Es un nicho económico que podemos agarrar”, comentó. “Mucha gente me dijo, ‘¿Qué tú estás haciendo con tu vida? Estás botando tu futuro”.
Pero igual que dos docenas de estados de Estados Unidos, Puerto Rico cifra muchas esperanzas en esta droga hasta hace poco ilegal.
La isla legalizó el consumo de marihuana con fines médicos hace casi dos años y el nuevo gobernador Ricardo Rosselló ratificó el mes pasado una medida que fija el marco legal para esa industria. Sus partidarios dicen que despejará el camino para una expansión del cultivo, de los centros de producción y de los dispensarios que han estado surgiendo en toda la nación.
“Mucha gente estaba esperando la ley”, dijo el abogado Goodwin Aldarondo, presidente de la firma consultora Puerto Rico Legal Marijuana. “Es la única alternativa viable que tenemos disponible para resolver la situación económica. Hace muchos, muchos años que no llega una industria nueva a Puerto Rico”.
Para Narelis Cortés, el tema no es tanto la generación de empleos como el alivio del dolor.
Es una de casi 9.000 personas que han pagado 25 dólares al año por un permiso para consumir marihuana medicinal, que trata al menos 14 enfermedades aprobadas, incluido el VIH, cáncer, esclerosis múltiple, migrañas, ansiedad y epilepsia.
Esta mujer de 32 años, madre y veterana de la fuerza aérea, dice que una artritis reumatoide, una fibromialgia y las primeras manifestaciones del mal del Parkinson la obligan a permanecer en cama varias horas al día. Dice que gasta unos 350 dólares al mes en marihuana, que vapea cada cuatro a seis horas y la cual le ha permitido dejar de usar 20 medicinas.
“Ahora estoy funcional”, afirmó.
El Departamento de Hacienda de la isla dice que la industria de la marihuana con fines médicos puede generar hasta 100 millones de dólares anuales, a través de su venta y de los impuestos, y ayudar a aliviar el desempleo, que gira en torno al 12%.
Eso sería una buena noticia para una isla que debe hacer enormes recortes presupuestarios, golpeada por una deuda pública de más de 70.000 millones de dólares y una población que declina porque la gente se va en busca de oportunidades afuera.
“Dime una industria nueva en Puerto Rico que tenga la capacidad de levantar capital de manera millonaria y billonaria y de mejorar la economía en una mega crisis. No hay”, manifestó David Quiñones, director de operaciones de Natural Ventures, la principal productora de marihuana con fines médicos de la isla.
La economista Indira Luciano, sin embargo, dijo que los pronósticos de ingresos del estado son demasiado altos, especialmente porque las autoridades no tuvieron en cuenta factores como los precios de los productos, la disponibilidad de otros tratamientos y los sueldos en esta isla con una tasa de pobreza del 45%.
Señaló que la economía se beneficiaría más todavía si Puerto Rico legalizase el uso recreativo de la marihuana. “Entre más restrictiva sea la ley, menor va a ser el impacto económico”, expresó.
En Colorado, donde hay un mercado de marihuana para consumo recreativo mucho más grande, el estado recaudó 200 millones de dólares en impuestos a las ganancias el año pasado, de acuerdo con Clinton Saloga, investigador asociado del Marijuana Policy Group de Colorado. Opinó que la marihuana medicinal difícilmente represente una gran bonanza económica para Puerto Rico.
“No creo que lo sea, pero sería una nueva fuente de empleo, actividad económica e impuestos que no ha sido explotada hasta ahora y que podría aportar bastante alivio”, declaró.
La marihuana medicinal es legal en 29 estados de Estados Unidos, pero Puerto Rico, que es un estado libre asociado, tiene algunas ventajas: los impuestos a esa industria son más bajos y no están sujetos a una ley federal que prohíbe al inversionista deducir los gastos relacionados con esas operaciones al hacer la declaración de rentas.
Un gramo cuesta aproximadamente 20 dólares, aunque algunos dispensarios tienen especiales por 10 dólares el gramo, que es más o menos el precio promedio en los estados de Estados Unidos donde la marihuana medicinal es legal.
Los inversionistas de Puerto Rico se han gastado más de 3 millones de dólares para obtener permisos del departamento de salud para cultivar, procesar y vender la marihuana medicinal. De los 27 dispensarios que hay, 11 cultivan su propia marihuana, hay cinco centros de manufacturación y dos laboratorios responsables de analizar toda la marihuana medicinal antes de que salga a la venta.
El departamento de salud cuenta con casi 300 médicos habilitados para recetar marihuana. Pagan 1.500 dólares cada tres años por un permiso luego de tomar ciertos cursos.