Dos mil 422 mujeres afectadas por la violencia de pareja o que se encuentran en condición de vulnerabilidad por una situación de maltrato, reciben terapia psicológica en las redes de apoyo que desarrolla la Vicepresidencia de la República, a través del programa Progresando con Solidaridad (Prosoli), en diferentes comunidades del país, a los fines de prevenir el flagelo y mejorar su calidad de vida.
En estos encuentros, que sirven de espacio para que las féminas puedan compartir sus vivencias, revalorizar su ser, su autonomía y la relación que tienen con ellas mismas y las personas que las rodean, se aplica una guía de acompañamiento que permite atacar de manera puntual la violencia que se ejerce contra la familia y de género.
Participar en los grupos de apoyo incide en que las afectadas tomen conciencia de su situación y eviten continuar siendo agredidas, según establece el informe de Sistematización de las Redes de Fraternidad de Mujeres de Prosoli, dado a conocer este jueves por la vicepresidenta de la República, doctora Margarita Cedeño.
Al presentar el documento, la directora de Prosoli, Altagracia Suriel, dijo que la evaluación muestra que el 89.6 por ciento de las mujeres que son asistidas en los grupos dijeron no haber recibido maltrato después de asistir a los mismos, y resaltó el interés de la Vicemandataria por impulsar iniciativas encaminadas a reducir los conflictos y mejorar las condiciones de vida de las familias.
“De ese 10 por ciento que afirmó que sigue recibiendo maltrato, un 30 por ciento de las mujeres dijo que buscó protección, un 38 por ciento lo denunció ante las autoridades y un 30 por ciento se separó de la pareja. Es decir que el programa ha movido a acciones contundentes por parte de las mujeres que están participando en esta iniciativa”, enfatizó.
De su lado, Caroline Pujols, una de las participantes del proyecto narró el abandono del que fue objeto por parte de su padre cuando niña, y describió el odio y rencor con que creció por no entender lo que le ocurría. Dijo que después de sanar sus heridas buscó a su padre, se perdonaron y reconciliaron y ahora ambos están orgullosos de su relación.
“Cuando llegué al grupo de apoyo pude sanarme, sanar mi herida. Y puedo decir que estar en él marcó un antes y un después. Antes podía llorar de rencor pero ahora lo hago de alegría porque aprendí primero a sanarme y a renacer”, agrega Pujols.
Otros resultados de la iniciativa
La investigación, basada en una muestra de 387 mujeres arrojó que de esa cantidad, 126 han sufrido violencia; el 49.2 por ciento estuvo o no fue a la escuela o cursó la primaria; el 36.5 llegó al nivel secundario, mientras que solo el 1.6 al técnico y un 12.7 asistió a la universidad, lo que refleja que la independencia que ofrece haber alcanzado algún nivel educativo ayuda a disminuir que sean violentadas.
En lo que respecta al estado civil, la encuesta reveló que de las 126 mujeres abusadas, el 41.3 por ciento se mantiene en unión libre con su pareja; el 15.6 está casada; un 5.6 es viuda, un 1.6 mantiene una relación de noviazgo; y el 35.7 afirma estar soltera.
De las damas que asisten a los grupos de apoyo afectadas por violencia, el estudio señala que el 98.4 por ciento ha procreado hijos e hijas con el agresor. La cantidad de hijos que tienen varía entre uno (5.0 por ciento), dos (15 por ciento), tres (38.3 por ciento) y cuatro o más (41.7 por ciento). Concluye que mientras más hijos tiene la mujer vulnerable mayor es la probabilidad de ser agredidas, situación que puede generarse a raíz de la falta de recursos económicos y desigualdades que existen con su agresor.
De igual manera, el 89.7 por ciento pertenece a hogares integrados a Prosoli, recibe las transferencias monetarias condicionadas y cumple con cada una de sus corresponsabilidades, incluyendo la de participar en los grupos que ayudan a superar situaciones de violencia.
Las mujeres intervenidas ratificaron que en el grupo adquieren confianza en sí mismas, mejoran su autoestima y deseos de superación, por lo que vuelven a involucrase en el sistema de educación formal, hacen cursos, inician emprendimientos o consiguen empleo.
De igual manera, un aspecto importante del estudio señala que “las mujeres asumen la responsabilidad de terminar las situaciones que les afectan, un paso vital para lograr la transformación, que debe ir acompañado de acciones de apoyo que enfrenten cualquier riesgo ante el cambio de actitud, porque no siempre la persona agresora acepta la nueva postura”.
En el acto, la doctora Margarita Cedeño recibió un reconocimiento de parte de la organización Catholic Relief Services (CRS), institución que colabora en el proyecto, “por su gran compromiso y liderazgo en la formación de grupos de apoyo a las mujeres” en todo el país; mientras que la Vicemandataria entregó placas de reconocimiento a siete mujeres que colaboran con el proyecto.
Sobre los grupos de apoyo
Los grupos de apoyo a las mujeres afectadas por violencia emanan de la Red de Fraternidad de Mujeres del programa Progresando con Solidaridad, proyecto que, de acuerdo con la Vicepresidenta, está impactando de manera positiva y ha logrado mejorar la calidad de vida de cientos de participantes de la iniciativa social y de sus familias.
La Red se fundamenta en la Guía para Acompañar Grupos de Apoyo de Mujeres Afectadas por Violencia, instrumento de trabajo de la organización internacional CRS República Dominicana, contextualizado, revisado y adaptado al país por representantes del Ministerio de la Mujer y el Centro de Atención a Mujeres Sobrevivientes de la Violencia. En la actualidad, el proyecto dispone de 226 grupos de apoyo y 237 facilitadoras en diez regiones.
Para complementar la Guía se está implementando una estrategia, principalmente en los hogares a los que están dirigidas las acciones que desarrolla Prosoli, que permite atacar de manera puntual el problema de la violencia que se ejerce contra la familia y la mujer.
La Guía reúne diversos elementos conceptuales y metodológicos que se concentran en atender y prevenir la violencia de género. Es un material de apoyo para quienes asumen el reto de posesionarse de un proceso psicosocial grupal con mujeres afectadas por distintas formas de violencia.