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Meditabundo: ¿Estoy equivocado?

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Nuestro Dios interior

Si una familia generación tras generación incrementa el exceso de bienes es dañoso por la superfluidad que implica. Recuerdo ver en los cañaverales de mí Macorís de ingenios azucareros, cómo se doblaban las largas hojas cuando las espigas estaban demasiado llenas. (Los llamados pendones). Esto mismo acae con las almas, desprecian, ignoran, hasta humillan por su desmesurada prosperidad, pues esta no les sirve más que para perjuicio de otros y aún para ellos mismos, llegan ignorar al semejante negando el saludo como si fueran ciegos.

La medida tiene su término, es un deseo quiméricos nacidos de la pasión rebosan cualquier límite. Ya hemos visto que la necesidad se mide por la utilidad.

El tiempo en la escuela de Evangelización Juan Pablo II, nos enseñó haciéndonos entender con plena claridad. Sentir el Dios interior. Bien recuerdo después de un largo día de clases. Dormido me llaman, despiertan y me dicen te llaman ve al Santísimo. Contento salí corriendo iba al buen sentido, no necesitaba ayuda. Entré no levantando los brazos al cielo. Sentí que Dios estaba ahí cerca de mí. Ya lo sentía conmigo, dentro de mí. Como un espíritu, una fuerza sagrada que vive dentro de todo los demás, que observa nuestros males, y que es como un guardián de lo bueno que tenemos. Lloraba sintiendo la alegría de que no puedo ser bueno sin su presencia, pues yo no podría elevarme por encima de lo bueno sin sus consejos. Yo oía sus consejos. Dios vive en nuestro interior. Él aconseja nuestra alma buena. Así lo viví esos momentos y así he llegado a viejo alimentando mi espíritu. En su presencia: No estoy solo ni huérfano Dios es padre eterno. Es el todo.

Regresé a casa. Lo primero que hice fue abrir mí bitácora. Ahí está copiado que varias veces navegando con los guardiamarinas les leía y ahora contento entrego a mis amables lectores. Es Séneca educando a su hijo Lucilio.

“Alábate de lo que no puede darse, no robarse, de aquello que es propio del hombre. ¿Me pregunto qué es? El alma, y en el alma, la razón perfecta. Ya que el hombre es animal racional, y por lo tanto sus bienes alcanzan la perfección cuando sirven para que el hombre pueda realizar aquello para lo cual fuera creado. ¿Y qué es lo que esta razón le exige? Una cosa facilísima: vivir según la ley de la naturaleza, pero la común locura lo hace difícil, pues nos empujamos uno a otros hacia los vicios. Y ¿Cómo podrían ser llamados a la verdadera salud aquellos a quienes nadie logra detener, que la muchedumbres arrastra? Consérvense bueno y felices pascuas.  

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