Por Balbueno Medina
Recientemente el presidente de la República Danilo Medina, arribo al número 200 de sus visitas sorpresa, un modelo de gestión gubernamental que ha sido reconocido y admirado por diversos sectores de la sociedad dominicana y gobernantes de países hermanos.
De las visitas sorpresa podemos resaltar dos aspectos que a nuestro entender constituyen la parte fundamental de esa política del gobierno del presidente Medina, producto del mensaje que encierran y los resultados que se han obtenido en materia de combate a la pobreza y la cercanía del mandatario con la gente.
Se trata nada más y nada menos, que de los financiamientos que el gobierno viene otorgando a miles de campesinos que agrupados o no en Asociaciones de Productores, antes de las visitas sorpresa no eran objeto de crédito y por vía de consecuencia sus propiedades se encontraban abandonadas, porque carecían de los medios para cultivarlas.
El otro aspecto, pero no menos importante, es el que tiene que ver con el desplazamiento que cada domingo hace el presidente de la República a determinados puntos de la geografía nacional para reunirse en una finca, casucha o debajo de árbol, con los lugareños escogidos, donde en medio de risas, anécdotas y las esperanzas de solución a problemas ancestrales se produce una convivencia humana entre el mandatario y los marginados del poder que nunca antes se había producido en nuestro país y gran parte del mundo.
Ese roce humano ha sido lo que al paso del tiempo llegó a consolidar las simpatías del presidente Danilo Medina y el que le ayudo a obtener la reelección presidencial en el año 2016 y que provocó que el ex presidente Hipólito Mejía, no solamente se marginara de la pasada contienda electoral, sino de que anunciara en un programa de televisión en el que fue entrevistado que “si Danilo Medina es candidato presidencial yo me voy a sembrar yucas para Gurabo”.
Esas declaraciones y los elogios a las visitas sorpresa que cayeron muy mal entre sectores del PRM, precipitaron la derrota de Mejía, quien contra la voluntad de muchos de sus seguidores reconoció el triunfo interno de Luis Abinader para que condujera el proceso de transición de la naciente organización política frente a quien se veía imbatible en la contienda del 2016, Danilo Medina.
Al cumplirse el pasado domingo 25 de marzo el segundo centenar de los encuentros del Jefe del Estado con los sectores populares de la nación, los resultados que se han ofrecido en términos de realizaciones son muy palpables, halagüeños y presagian que el gobierno no se apartara de esa senda, porque todavía falta mucho que hacer por el campo dominicano pese a que se ha llegado a una cantidad considerable de productores agrícolas del país.
Los números que nos sirven quienes llevan las cuentas de las acciones del presidente Medina en las visitas sorpresa de RD$33 mil millones invertidos, 200 mil empleos y 1,500 proyectos, es lo que nos confirma que realmente hemos logrado producir el 85 por ciento de los alimentos que consume la población en los campos dominicanos.
Lograr la meta de alcanzar la autosuficiencia alimentaria podría ser una maravillosa y genial aspiración del gobierno y pueblo dominicano, porque de esa manera el país se ahorraría una enorme cantidad de divisas en la importación de alimentos que nuestros campos están en capacidad de producir y que en diferentes épocas nos hemos visto en la obligación de traerlos desde otros países por la escasez que se ha producido.
En definitiva, las visitas sorpresa son necesarias y sus resultados nos presagian que apenas comienzan, porque el gobierno que se desvincule de ellas será pasible de ser acusado de insensible, enemigo de los pobres, del campo y la agricultura nacional, por lo que mantenerlas será un compromiso de cada presidente y gobierno que asuma las riendas del Estado dominicano, de ahora en adelante.