El que se conoce a sí mismo está desapegado en lo que respecta a los asuntos materiales y hacer su vida bajo las leyes de su naturaleza, Leyes de Dios. Sabemos que no es fácil, pero, si podemos ser de un carácter lo más bueno posible. Busca la etapa perfecta de la vida.
Nuestro meditar a los pasados tiempos en la Escuela de Evangelización Juan Pablo II y las conversaciones con mi inolvidable SJ. Javier Colino y en esta soledad oigo, recuerdo, adoro, orar, orar, obedecer a lo que se presenta. Servir en alegría, es momento de la comprensión espiritual. Ahí está la paz, la libertad de amar sin límites. Sentirse ser hijo del rey de la educación, nuestro Padre Dios. El todo como lo llamó el SJ. Pedro Arrupe.
A la sociedad dominicana le urge una institución educativa en la que se enseñe la ciencia del alma espiritual. El alma es la parte más importante, sin ella todo pierde su valor. Demasiado énfasis la gente da a lo material y nada del alma donde está la razón, donde está todo el conocimiento. Esta es nuestra humilde ciencia y así vivimos.
El valor de la vida está en la justa razón, lo más puro que puedo tener y estoy apegado a la pureza del alma. Si teneos este conocimiento estamos en la manera más buena, pura en todas las actividades.
Hoy recordamos a la Señora Eleanor Roosevelt: “Para manejarte a ti mismo, usa la cabeza; para manejar a otros, usa el corazón”.
Consérvese bueno
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana