01:00 de la madrigada he estado observando el firmamento estrellado. Cuantos gratos recuerdos de singladuras por esas aguas sin fronteras. Me detuve; las neuronas, realmente no se sus razones me presentan páginas de mi bitácora cerebral: Leyes I rey de Persia, hijo de Darío, preparándose, antes de tomar unas decisiones escuchaba al más humilde de los esclavos, y solo después a sus ministros, porque los ministros le eran leales por los favores recibidos, mientras que el esclavo no tenía nada que perder diciendo la verdad.
La madre de Goethe le dijo a su hijo: “Haz que tus pasos por este mundo sea sobre la nieve, que dejan rastros pero no ensucian”. Cuando la moral no manda se pierde la vida, el mal insaciable de la avaricia es el vacío humano que ama con perversidad el dinero, olvidando lo justo, que es superior a todo. Y cuando tiene riqueza enferma el alma con el vicio de la jactancia y cae en el amor desenfrenado de querer ser admirado, alabado por los demás, despreciando la grandeza de la humildad, la sencillez de la vida. Los hombres de la llamada democracia no han aprendido el resultado que anhelamos, solo faltan los conocimientos de la educación para vivir bien. Simón Bolívar así comprendió cuando expresó: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”.
El partido que yo pertenezco es un sueño constante, murió de tuberculosis en Caracas, Venezuela. Conozco, me detuve frente a la casa donde el patricio Juan Pablo Duarte entregó su alma a Dios. Tristeza…
Esta situación nos inclina a soñar despierto, fie a que el mejor juez es el tiempo que ordenará una decisión superior de la creación, así nada de enojo con ninguna tendencia política. Soy libre ansiando ver el camino de la práctica de la Doctrina Duartiana…
La naturalidad impulsa expresar lo que estamos observando. El politicastro, incapaz, rastrero, mal intencionado que actúa de manera poco clara. Se sirve de la política para fines oscuros. Y el político inteligente de las acciones firmes, voluntad inquebrantable, sincero consigo mismo y demás, con visión de futuro próspero, transparencia, hombría de bien y dignidad. Estos son sumamente escasos, pero, ahí están. Está realidad nos recuerda y vale volver a grabarlo. Cicerón cónsul de Roma le escribe a su amigo compañero de estudio Pomponio Atico, en la escuela estoica y también publicista de sus libros, quejándose de lo mal que los políticos hablan de él. Pomponio le contesta. Querido Marco. Hay dos clases de políticos. El que ama a la tolerancia por mí mismo y cree que todos los hombres la aman por naturaleza y el que se casa con la tolerancia para ocultar actitudes de los seres viciosos que lo apoyan”.
Ahí están nuestros corruptores y corruptos destruyendo la nacionalidad hasta el extremo de ser indiferentes con la Doctrina Duartiana.
Me detuve y aparece la grandeza de cumplir: El cumplimiento del deber llena de sentido la vida y el trabajo del individuo, proporciona la más alta satisfacción de la conciencia”.
La riqueza espiritual del ser humano depende de la riqueza de sus relaciones reales, es decir, depende también de sus obligaciones. El cumplimiento del deber real (y no ficticio), es el bien-
Consérvese bueno…
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana