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Meditabundo: Conversando con mis 90 veranos

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Entre los hombres amigos, pueden convertirse en enemigos. Si hay ofensa, paciencia, valor controlado.

No cargan cruces, dejarlas al tiempo que todo lo decide aclarar. Pues talvez esa ofensa es parte del valor humano. Recordar que no somos perfectos, auto control es el consejo que brinda la vida. Si se altera puede caer en el daño recordémoslo: se cae en lo impecable del vicio, se convierte uno en igual al otro. Debemos saber aplicar fuerza espiritual, su riqueza amor, eso es practicar la virtud hija de las buenas costumbres.

Nací, crecí, y vivo alejado de la riqueza monetaria dejaría de ser libre y feliz. Nada necesito, nada tengo, sí paz interior ¿Por qué cambiar las sanas costumbres? La riqueza es sospechosa, no hay en el derecho natural. Debo seguir separado de la ley, de lo útil, es un apego. Amo y ejercito la ley del desapego. Estoy en el sumo bien, Conservo la felicidad ganada, nuestra natural no puede encubrir los malos apetitos, ser puesto conmigo, La riqueza es de otro aprendí en la navegación costera y de altura no temer a la violencia de amor, si respetado, eso hago con los seres humanos.

Conozco necesitados por tener mucho, de todo engorar la medida. Somos feliz amando no tener nada que buscar, tenemos lo necesario, la seguridad personal me hace sentir que vivo en el destierro, no en mi patio, ambiente natural de patria.

Es deber cívico no ocultar, callar ante lo que sabemos es dañino. Tiene valor moral y no es honrada la posición de lo ajeno. No debe temer el que por amor al bien actúa. Amor al semejante es obligación protegerlo. La felicidad es vivir bien y proporcionarle a los demás el amor al prójimo.

Lleva conmigo el amor

El de cualquier posición que se aferra, negando el relevo muestra no conocer el fin de la vida. Estamos y todo lo que hacemos es de tránsito, es dignidad no ser egoísta solitario, comprenden que la naturaleza del hombre es toda buena, la daña cuando se da la espalda así mismo. No me apuro por el tiempo malo, sé que la vida tiene su mejor en el sufrir. Lo veré durante las singladuras en el mar de los tainos. Frente el valor el bien cuanto mucho se desea.

La pobreza no me afligió nunca, compañera desde que Salí del vientre amoroso de mi madre. Es como, es como la patria tierna de felicidad, no permito, acepto que la mortifique. ¿Qué no vence la entrega de conocerla patria? La posición nos ayuda a razonar. Cuando yo necesitaba algo como director de la academia naval, a mí mismo me lo pedía prestado, y me alejaba en mi interior el de la sutileza, este trataba de debilitar la razón, siempre trate de cuidar a los guardias marinos como deseaba ser tratado por mi Superior.

Nunca he sentido gran carga la pobreza, estoy conforme con lo que me corresponde

La subordinación disciplinada me inclinaba escuchar, meditar, aprendiendo durante tres años y seis meses, singladuras de cien mil millones de cero errores con mi capitán John Percival.

Fue de utilidad esas vivencias de entrega a la guardia marina. En cuanto se vive se debe aprender y se aleja del no saber. ¿Cómo? Pasando páginas.
Siempre he tenido la fortuna con el alejamiento d la riqueza. No creo en la nobleza del que por naturaleza es inclinado al apego. El que es firme en su verdad, en todas las circunstancias será bueno.

La riqueza no la veo como un bien cuando es de la codicia y más de lo ajeno.

El valor de nuestra larga travesía es el interés de vivir para saber servir. No evite la amargura.

Aprendí del capitán Percival hasta cuando el descansaba. Me enseñó a amar el mar, respetarlo y no temerle. Me lo recordó cuando fui trasladado a prestar servicio en la Base Naval Las Caldenas, como encargado de la sección Naval E para instruir a los grumetes 1953

La oxidación me entregó la dicha por haber probado los desafíos de las adversidades.

Son tantas las verdades que nos entrega Diógenes Laercio, que han desertado los filósofos ilustre griegos que cuando me vaya, tendré otra travesía. Mi abuela después de una gravedad (112 años) me dejo abrir muchos puestos, me encontré con maría en un jardín precioso me sentí muy feliz.

Consérvese bueno…

Hoy los dejo con este pensar: “La experiencia es un tesoro que debemos utilizar para servir a los demás”.

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