Brasil ya está en los cuartos de final del Mundial. Sin hacer ruido, con un juego discreto, pero con una solvencia espectacular, ya se ha ventilado los primeros cuatro partidos del Mundial y está a solo tres del título. A dos de la final. Y sin necesitar todavía la presencia de un Neymar estelar, que marcó el primer gol y dio el segundo, pero al que todavía le queda pendiente una gran exhibición en Rusia. Pero un poco de Neymar es mucho. México se va otra vez en octavos, pero de pie, dejando ratos de muy buen fútbol y mostrando al mundo que tiene futbolistas extraordinarios: Vela, Lozano, Ochoa…
México y Brasil jugaron a una cosa totalmente diferente a lo que hicieron ayer España y Rusia. Vamos, básicamente, jugaron al fútbol. Con ritmo, velocidad, verticalidad, pasión, alma… Ingredientes que La Roja se dejó no se sabe muy bien dónde y que mexicanos y brasileños echaron a puñados sobre el césped del Cosmos Arena, el estadio del Mundial con forma de nave espacial. Total, que salió un partidazo y nos dejó una realidad: España no estaba a tres partidos de la final, sino a años luz de poder ganar el Mundial. Cualquier rival vivo en Rusia nos atropellaría ahora mismo.
El partido entre mexicanos y brasileños empezó frenético. Sobre todo porque Osorio cumplió su promesa y se lanzó a por Brasil a tumba abierta, lo que todavía nadie se había atrevido a hacer en este Mundial. Con una presión asfixiante, los primeros 25 minutos fueron de México, alentado en la grada por una afición que creía y creía viendo correr a Guardado, centrar a Vela y jugar a Hirving Lozano, un extraordinario futbolista. México desmontó por completo a Brasil con un fútbol de vértigo, pero la Canarinha resistió como lo hacen los campeones. Del asedio salió Alisson sin hacer una sola parada gracias a los zagueros brasileños, que siempre están para despejar o meter el pie en el último segundo. Resisten de pie.
Del asedio inicial les sacó Neymar con un jugadón en el minuto 26′. El brasileño recibió en el área y rompió a sus dos rivales con un golpe de cintura que le sirvió de paso para acomodarse el balón ante la salida de Ochoa. El duelo en el mano a mano lo ganó el portero mexicano, impresionante toda la tarde. La jugada, sin embargo, metió el miedo en el cuerpo a México, que dio un paso atrás y dejó de inquietar al equipo brasileño. Coutinho y Gabriel Jesús con dos ocasiones en dos minutos terminarían de inclinar el campo hacia el lado azteca, que como Brasil también resisitió de pie. Se llegó al descanso con el estadio hecho un volcán y aroma a partidazo.
La reanudación contó con un invitado sorpresa: Willian. El jugador del Chelsea, desaparecido durante todo el Mundial, salió en moto de los vestuarios y empezó a dejar atrás jugadores mexicanos en cada arrancada. En una de esos acelerones llegaría el gol de Brasil, marcado por Neymar. Entró por la izquierda el extremo de La Canarinha y cruzó el balón al otro lado, por donde entró Neymar para empujar el balón a la red. Neymar festejó el gol como si hubiera hecho la jugada del siglo y mandando callar a la grada, recuperando vicios del pasado. Empezaba su show.
Neymar empezó a monopolizar el juego de Brasil y a retener la pelota, provocando las continuas faltas de los jugadores mexicanos. En una de esas caídas del brasileño se montó una trifulca por un supuesto pisotón de Layún cuando el 10 estaba en el suelo. Fue el clásico revolcón de Neymar a una mínima caricia del jugador sevillista. Habló el VAR el italiano Rocchi y la jugada quedó en nada, aunque el próximo paso del videoarbitraje debería ser el de castigar las simulaciones.
Le quedaría todavía un arreón a México, que empujado por Vela y Guardado volvió a meter en su área a Brasil. Pero nadie puede derribar por ahora el muro amarillo. Lo intentó México de todas las maneras posibles, pero sólo encontró una vez el remate entre palos con un tiro lejano de Lozano. Respondió Alisson con una buena parada, demostrando que es un magnífico portero. Por ahora, lo poco que le ha llegado en este Mundial lo ha resuelto de maravilla, trasmitiendo una sensación de seguridad que ya habrían querido para sí otras selecciones…
Con Brasil aguantando y saliendo al contragolpe, México llegó con vida al final del partido porque Ochoa lo paraba absolutamente todo. Y aquí otra de las virtudes de Brasil: terminan casi todas las contras y jugadas. No juegan bonito,pero son más efectivos que nadie. Siempre hacen daño. Y en el 86′, llegó la sentencia. Corrió Neymar, se plantó ante Ochoa y cedió el balón a Firmino, que llevaba un minuto en el campo y estaba donde tenía que estar y donde Gabriel Jesús no ha estado el todo el Mundial. 2-0 y a cuartos. Estaba vez con sofocón, ante una gran selección mexicana, pero dando la sensación de que Brasil tiene mucho más guardado. Veremos si lo necesita en cuartos, donde no estará Casemiro, sancionado por amarillas.