Todo eso ha tenido que superar Croacia para convertirse en el país más pequeño en población que accede a una final de la Copa del Mundo desde Uruguay en 1950.
Victoriosos por tercer partido consecutivo tras una prórroga, los croatas avanzaron el miércoles a su primera final al desbaratar los sueños de grandeza de Inglaterra con una victoria por 2-1.
El gol de Mario Mandzukic a los 109 minutos sentenció el triunfo de Croacia en el estadio Luzhniki de Moscú, donde tendrá que volver en cuatro días para toparse con Francia en la final.
Diez minutos antes, el lateral Sime Vrsaljko mantuvo el marcador igualado cuando despejó de cabeza en la raya un remate de John Stones.
“Fue un partido complicadísimo”, dijo Ivan Perisic, el autor del tanto con el que los croatas empataron el marcador y volvieron a la vida a los 68 minutos. “Todos éramos conscientes de lo que estaba en juego, cuán importante era la semifinal para una nación pequeña como la nuestra”.
Croacia se convirtió en el primer equipo en ganar una semifinal del Mundial tras darle la vuelta al marcador desde que la Argentina de Diego Maradona doblegó por penales a la anfitriona Italia en 1990.
“Un equipo con una mentalidad bien fuerte”, afirmó el volante Ivan Rakitic para describir a sus compañeros. “Es simplemente increíble haber podido darle el vuelco al partido de esta manera”.
Les Bleus fueron verdugos de los croatas la vez anterior que el conjunto balcánico había llegado a las semifinales, en la edición de 1998. Francia, que el martes dejó fuera a Bélgica, ganó 2-1 esa semifinal rumbo a la conquista de su primera y única corona.
Descafeinada en el primer tiempo, todo hizo indicar que Croacia volvería a capitular en la penúltima instancia y más cuando un gol de tiro libre de Kieran Trippier puso en ventaja a los ingleses a los cinco minutos.
Pero los dirigidos por Gareth Southgate no supieron aprovechar el ser dueños de la iniciativa durante largos pasajes del partido. Quizás encontraron el gol demasiado temprano y les faltó la creatividad necesaria para dar el golpe de gracia que liquidara a un adversario que entró aletargado.
Al compás del infatigable y solidario Luka Modric, Croacia reaccionó en la segunda mitad y logró nivelar el marcador mediante el gol de volea de Perisic.
Empezaba la tercera remontada seguida de Croacia en la fase de eliminación directa del Mundial. Los balcánicos revirtieron desventajas en octavos contra Dinamarca y en cuartos contra el país anfitrión, imponiéndose por penales en ambas oportunidades.
“Arrancamos muy flojos, pero demostramos nuestra personalidad, tal y como lo hicimos en los dos partidos anteriores cuando quedamos 1-0 abajo”, dijo Perisic.
De un centro al corazón del área de Sime Vrsaljko desde la derecha, Perisic se anticipó a Kyle Walker, muy torpe para buscar el despeje. A partir de ahí, las pulsaciones del duelo cambiaron radicalmente. Cuatro minutos después, el mismo Perisic estrelló un balón en el poste.
Croacia era la que mandaba ante un adversario que se diluyó en un parpadeo.
El gol decisivo cayó en una jugada inocua, en la que los centrales ingleses Stones y Harry Maguire se durmieron ante el asedio de Mandzukic, quien fusiló con la zurda al arquero Jordan Pickford.
Después de intensos 360 minutos de juego, repartidos en 11 días, incluidos dos cotejos ganados en los penales, Croacia cantó victoria otra vez. Y está en la final.
Cuando el árbitro turco Cuneyt Cakir dio el último silbatazo, los jugadores croatas corrieron hacia el extremo del estadio donde estaban sus jubilosos hinchas, todos ataviados con su icónica camiseta ajedrezada.
En el otro extremo, el desconsuelo era absoluto. Exhaustos, los jugadores ingleses se tiraron en el piso ante sus atónitos seguidores. El cántico “¡It’s Coming Home! – ¡el fútbol regresa a casa!” dejó de retumbar.
“El nuestro es un equipo aún joven y Croacia tiene guerreros curtidos”, dijo Southgate. “Han superado varias barreras en las últimas semanas”.
Era el fin de la ilusión que se había prendido por el juego aplicado durante el último mes en Rusia, donde la selección de los Tres Leones facturó nueve de sus 12 goles en jugadas a pelota parada.
“Duele mucho”, señaló el capitán inglés Harry Kane, el máximo anotador del certamen con seis conquistas. “Va a doler por mucho tiempo, desde luego, pero podemos estar con la frente en alto”.
Croacia es un país con una población de 4 millones de habitantes, la cuarta más pequeña de los 32 participantes de este Mundial, solo por encima de Panamá, Uruguay e Islandia.
Ahora puede convertirse en el país menos poblado que sube al trono desde que Uruguay protagonizó el Maracanazo al vencer a Brasil en la final de 1950, cuando tenía apenas 2 millones.
“Somos un país pequeño con muchos deportistas exitosos”, señaló el zaguero Dejan Lovren. “En estos últimos días mucha gente se ha podido fijar en ello”.
Francia, que ganó su único título en ese torneo de 1998, tendrá un día extra de descanso tras haber derrotado 1-0 a Bélgica el martes.
Croacia afronta el momento más trascendental de su historia deportiva desde que se independizaron en 1991.
“Somos una nación de gente que nunca se rinda, orgullosa y que tiene temple”, dijo el técnico Zlatko Dalic, quien lució la camiseta ajedrezada en la conferencia de prensa tras el partido. “Un equipo que llega a la final no tiene debilidades”.