En 2016, fallecieron en España 25.000 hombres y 12.000 mujeres a causa del alcohol. La bebida estuvo directamente implicada en 10% de las muertes de varones y en el 3,9% de las de féminas registradas ese año, según refleja un ambicioso estudio que alerta de las graves consecuencias que acarrea el consumo de esta sustancia tóxica.
La investigación, publicada en ‘The Lancet’, ofrece una preocupante panorámica global: cada año se producen en el mundo unos 2,8 millones de fallecimientos atribuibles al alcohol, una bebida que ingieren uno de cada tres habitantes del planeta.
De hecho, este consumo ocupa el séptimo lugar en la lista de principales factores de riesgo de muerte prematura y enfermedad; un puesto que escala hasta el número uno si sólo se tienen en cuenta a las personas con edades comprendidas entre los 15 y los 49 años. El alcohol se relaciona con más de una veintena de problemas de salud (cáncer, tuberculosis, cirrosis, pancreatitis etc) y, según subraya el estudio, no hay un umbral de consumo seguro que permita eliminar los riesgos.
«El nivel más seguro es cero», remarcan en la revista médica los autores del trabajo, quienes recuerdan que los efectos del alcohol sobre la salud comienzan a notarse con sólo una bebida al día y se disparan a medida que aumenta la ingesta habitual.
egún los datos del informe, el porcentaje de españoles que bebe alcohol es inferior al de otros países de nuestro entorno. Frente al 78% de varones y el 55% de mujeres mayores de 15 años que se contabilizaron como ‘bebedores’ en nuestro país en 2016 destaca el caso de Dinamarca (97% de hombres y 95% de mujeres), Alemania (94,3% y 90% respectivamente) o Francia (93,1% y 86,9%). Sin embargo, España sí figura en el ‘top ten’ de naciones que consumen una mayor cantidad de bebidas al día.
Así, las estimaciones muestran que los hombres consumen en nuestro país una media de 5,8 unidades (en el trabajo una unidad se estableció en 10 mg de alcohol puro, lo que equivale a un vaso pequeño de vino o una cerveza), por detrás de países como Estonia (6), Ucrania, (7), Luxemburgo (7,2), Portugal (7,2) o Rumanía, que lidera la tabla con 8,2 bebidas.
En el caso de las mujeres, el consumo medio en 2016 era de 2,7 bebidas, una cifra que podría valerle el undécimo puesto en la lista de países con mayor número de ingestas. La tabla de féminas la lidera Ucrania con 4,2 bebidas, seguida de Andorra, con 3,4 y Luxemburgo, con 3,4. Suiza ocupa el décimo lugar, con una media de 2,8 unidades. Para realizar las estimaciones, los investigadores utilizaron datos de 694 fuentes con información sobre consumo, así como los resultados de 592 estudios que previamente habían evaluado la relación entre el tóxico y los problemas de salud entre 1990 y 2016 en 195 países.
Entre los mitos que desmonta el informe destaca el tan repetido ‘mantra’ de que una pequeña cantidad de alcohol al día no sólo no resulta perjudicial, sino que puede cumplir un papel protector en algunas circunstancias. «Aunque se han visto algunos efectos protectores frente a la enfermedad isquémica y la diabetes en mujeres, esos efectos se ven solapados cuando se tienen en cuenta los riesgos globales, especialmente por la fuerte asociación que existe entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer, lesiones y enfermedades transmisibles», señalan los investigadores en las páginas de ‘The Lancet’. Los datos respaldan su afirmación.
En mayores de 50 años, el cáncer fue la principal causa de las muertes relacionadas con el alcohol, provocando el 27% de estas muertes en mujeres y el 19% en hombres. Según establece el trabajo, tomar una bebida al día aumenta al año el riesgo de padecer un problema de salud en un 0,5%. Esto supone que de cada 100.000 personas con este hábito de consumo, 918 desarrollarán una enfermedad (en el caso de los abstemios, las estimaciones fijan la cifra en 914 personas).
Si el consumo es de dos bebidas diarias, el riesgo anual sube al 7% (977 personas de cada 100.000 enfermarán), pero si esta ingesta se eleva a cinco consumiciones, las posibilidades de enfermar se disparan al 37% (1.252 personas de cada 100.000). «Nuestros resultados muestran la necesidad de revisar las políticas de control del alcohol», reclaman los autores en el trabajo, con cuyas conclusiones coincide un comentario anexo.
«Las conclusiones del estudio no son ambiguas, sino claras: el alcohol es un problema de salud global colosal», subraya el texto, que reclama medidas similares a las que se han frente al tabaquismo (restricciones de la disponibilidad, tasas, etc) para hacer frente a las preocupantes cifras.