Como estoy viviendo lo que nunca imagine, en mucho el meditar, hasta llego a pensar que el dominicano amistoso, buen amigo ya casi no existe. Pero no dejo de ver como ha sucedido, el ser humano sabe cómo enderezar su vida mirando con los ojos del espíritu creando sentimiento de amor y fraternidad, hermanada que tanto necesitamos. Desaparecería el mal que tanto daño causa.
Durante nuestra juventud cuando navegaba admiraba la grandeza del mar de los tainos, mar caribe, y los infinitos océanos nos decían que su misión era unir a todos los hijos de la creación de Dios. Una hermandad universal. En ese sueño despierto de la juventud me sentía ciudadano de un universo. Hasta pensaba que si tuviéramos los valores y fortaleza de esas aguas, viviéramos todas las razas en gran armonía y que la GRACIA y la VERDAD que vino con Jesucristo serían los lazos de unión por la voluntad sujeta a la ley de la creación, de la madre naturaleza.
Por hoy con el inmenso Mahatma Gandhi. “No dejen que muera el sol, sin que hayan muertos sus tus rencores” y Habacuc 1,13. Tú tienes los ojos demasiados puros para mirar el mal
Consérvense bueno.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana