El no poder dormir fue uno de los principales problemas durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), muchos soldados quedaban en shock, no podían dormir y tenían pesadillas.
Algo similar ocurrió en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con los pilotos de combate de EE.UU. La Escuela de Pre-Vuelo de la Marina de ese país desarrolló una técnica científica para dormir bajo cualquier condición, en dos minutos.
El método se divide en cuatro partes: relajar los músculos de la cara uno a uno, lengua, pómulos, frente, mandíbula y los seis músculos de las cuencas oculares, evitar el ceño fruncido y ojos apretados.
El segundo paso consiste en relajar la tensión de los hombros, dejarlos caer tan abajo como se pueda. Hacer lo mismo con cada brazo, primero uno luego el otro.
En el tercero se debe controlar la respiración: inhalar y exhalar relajando el pecho, al tiempo de tratar de relajar las piernas igual que se hizo con los brazos
Al final, dedicar diez segundos a despejar la mente, no pensar en nada, repetirse “no pienses, no pienses, no pienses” una y otra vez durante diez segundos. La teoría afirma que con la práctica poco a poco los pasos se perfeccionan y se alcanza el sueño. (F)