Toni Kroos se equivoca poco. Pero cuando lo hace, el Real Madrid se derrumba. La debacle ha sido tan inesperada como la entrega del alemán, al minuto dos, que la desencadenó.
A un pésimo control siguió un peor intento de pase, o despeje, él sabrá, que Nikola Vlasic no podía desaprovechar. Era un dulce para el mediocampista del CSKA, que con una facilidad alarmante se quitó a Raphael Varane para fusilar a Keylor Navas. Un error impropio de la pieza que suele sostener desde el centro de la cancha merengue en el peor momento posible.
El tanto que significó el 1-0 pilló al Real Madrid en pleno descolocado y a la defensa, en su acostumbrado desorden – anecdótico en mayo, grave desde que el Madrid se ha quedado sin goles a granel que le laven la cara.
El Real Madrid no ha vuelto a la tierra desde el debut en Champions League frente a la Roma que le hizo soñar con un futuro brillante, a pesar de todo. De un plantel insuficiente. De la inminente tensión en la portería que Julen Lopetegui jura que no existe. Todavía. Que tendría gol para regalar. Sueños de verano. Llegó el otoño y Madrid se dio de bruces con la realidad.
La banca se ha quedado corta con la lluvia de lesiones. Sin Marcelo, Bale, Isco y Ramos, que se ha quedado en Madrid a descansar, Lopetegui estrenó defensa con Nacho en la central y el canterano debutante Sergio Reguilón en la banda izquierda. Lucas Vázquez haciendo las veces del galés y, por Modric, también descansando pero en la banca, Dani Ceballos.
El canterano de 21 años dio una actuación digna; incluso esperanzadora. El problema, por una vez, no estaba en la banda que suele ocupar Marcelo.
El problema es mucho peor. Real Madrid, obligado a remontar, no tuvo con qué hacerlo. Sabía la ruta y una vez repuesto de la impresión de verse abajo en el marcador, se lanzó al ataque. La defensa del CSKA lo permitía todo y las llegadas se sucedían. Pero llegó el medio tiempo y resultó que el hombre más peligroso del equipo merengue había sido Casemiro, que se sumó al ataque y puso contra las cuerdas a la defensa rusa. Incluso estuvo a punto de marcar con un balón que se estrelló en el travesaño. También lo intentó de cabeza Karim Benzema – una novedad refrescante, pues llevaba tres partidos sin disparar a gol – pero, como el 14, sólo atinó al travesaño.
Lucas Vázquez, que con Zidane se había convertido en la solución a todos los problemas, lució desorientado y tan errático de cara a gol como el resto. Asensio, desesperado. Dani Ceballos, que tan buena imagen había dado en sus apariciones anteriores, frustrado.
La situación empeoró cuando Dani Carvajal pidió su cambio antes de que se cumplieran 40 minutos tras resentirse de las molestias que ya le hicieron perderse el encuentro frente al Espanyol.
La desesperación creció tras el descanso. Lopetegui, viendo la tormenta que se avecinaba, envió a Modric y Mariano a la cancha por Casemiro y Lucas. Todo o nada.
Lo intentaron todos. Hasta Varane. Madrid superó los 20 intentos. Pero a cuál más irrelevante y lejano de la puerta rusa. Toni Kroos lo intentó aun con más ahínco, intentando resarcirse de ese error que puso a su equipo contra las cuerdas. Pero como el resto, tiene la mirilla descompuesta. De esos disparos fulminantes desde fuera del área de Toni Kroos, salieron puras salvas. El partido acabó en una locura, con el CSKA tan desesperado como el rival, pero por aferrarse a la victoria y sin portero en los últimos segundos tras la expulsión por doble amarilla (consecutiva) a Akinfeev.
Algo pasa con Toni Kroos. No ha sido este el primer partido en que el alemán parece derraparse. Y cuando algo pasa con Toni Kroos, algo anda mal con el Real Madrid.