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Gobierno Antonio Guzmán y sus relaciones con Haití

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En 1978, tras la victoria electoral del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y su candidato don Antonio Guzmán Fernández, enfrentando al poderoso Partido Reformista (PR) y a su caudillo, el presidente de ese momento, Dr. Joaquín Balaguer, se marcó un hito en el último cuarto del Siglo XX, que dio un giro de ciento ochenta grados al timón político de la nación, pues un gobierno liberal y moderado sustituía a otro conservador y con estilo autoritario, lo que suponía un cambio brusco en la política exterior respecto a Haití, dada la tradición antidictatorial de Bosch y las buenas relaciones tradicionales del P.R.D. con la oposición haitiana. Pero para sorpresa, los nexos con Haití siguieron el rumbo que había trazado Balaguer.

En ese contexto, el 14 de octubre de 1978, con apenas dos meses en el poder, el presidente Guzmán refrendó un acuerdo de contratación de jornaleros haitianos, logrando mano de obra barata y abundante que garantizó la producción azucarera dominicana, estatal y privada. Para la zafra azucarera 1978-1979, el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), en concordancia con el mencionado acuerdo, solicitó al gobierno haitiano la contratación de quince mil obreros agrícolas para laborar en los ingenios azucareros del Estado dominicano. Otros tantos irían para los ingenios privados, con la salvedad de que un gran número de éstos llegaban sin documentos de viaje.

En algunos de los articulados contenidos en este contrato, el gobierno dominicano se comprometía, a través del CEA, a pagar un seguro de viaje a los obreros agrícolas haitianos, estableciendo pagos diarios, envío de un listado a la embajada de Haití, el compromiso del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) para atender los accidentes de trabajo, incluyendo muertes, y la supervisión pagada de inspectores nombrados por la embajada de Haití en República Dominicana. Así como también el pago de los gastos de contratación al gobierno haitiano, el salario de los obreros con un pago diferido con sus ahorros, gastos de transporte, y al concluir la zafra, su coordinación de salidas y llegadas al país, entre otras responsabilidades y obligaciones del gobierno dominicano.

Jean Claude Duvalier heredó el poder a la muerte de su padre, el doctor François Duvalier, en 1971.

En solo nueve meses, iniciando el 31 de mayo de 1979, con la firma de un convenio de cooperación entre los dos estados, los presidentes Guzmán y Duvalier se reunieron tres veces en la frontera, la primera en Malpassé, territorio haitiano, y la segunda en Jimaní, territorio dominicano. Seis meses después, el 30 de noviembre del mismo año, se reunieron nueva vez en Anses-a-Pitre, Pedernales, teniendo como motivación principal del encuentro dejar en operación el Dique Derivador Internacional de Pedernales, construido entre los dos países para la distribución de sus aguas de ese río en partes iguales, como muestra de buena voluntad, además del interés de ambos gobernantes de dar seguimiento al Acuerdo Básico de Cooperación firmado el 31 de mayo en Malpassé, siendo estas las únicas ocasiones después de la desaparición de la Era de Trujillo en que dos jefes de Estado de los países que comparten la isla La Española se reunían.

Cabe destacar que en el encuentro de mayo de 1979, el presidente Guzmán, en su discurso pronunciado para la ocasión, expresó el marcado interés de resaltar el apego del gobierno al “principio de autodeterminación de los pueblos”, al derecho internacional y la no injerencia en los asuntos internos de los estados soberanos.

En esos acuerdos, se estableció, entre otros puntos de gran importancia, la creación de una “Comisión Mixta Bilateral Dominico-Haitiana”, para abordar los temas de interés de los dos estados, con miras a superar las políticas tradicionales aislacionistas que dominaban las relaciones dominico- haitianas.

Por su parte, el dictador haitiano, con relación a los acuerdos de 1979, hizo énfasis en la cooperación horizontal como contrapeso a las influencias asimétricas de los grandes centros mundiales de decisión, dejando siempre clara su opinión de que los acuerdos que se estaban firmando entre ambos países eran para beneficio, tanto de Haití como de la República Dominicana.

En ese breve período también se logró firmar un Acuerdo Fundamental de Cooperación para el desarrollo científico, técnico, cultural, económico, comercial, así como centros de experimentos, incluyendo agricultura, ganadería, pesca, conservación del suelo y la foresta. Asimismo, se incluyó un acuerdo de crédito recíproco entre el Banco Nacional de Haití y el Banco Central de la República Dominicana para facilitar los pagos entre los dos países. Otro aspecto importante de los acuerdos contemplaba mejorar las comunicaciones marítimas, terrestres y aéreas.

Producto del entendimiento logrado entre los dos gobernantes, tanto los dominicanos como los haitianos pudieron observar en esa época cómo los organismos de seguridad y policial del Estado dominicano lograron establecer una estrecha colaboración con las fuerzas represivas de la dictadura de Duvalier, con las cuales se acordó el apresamiento de haitianos que conspiraban contra Duvalier, a tal punto, que el 10 de abril de 1979, la Secretaría de Estado de Interior y Policía emitió un comunicado prohibiendo a los inmigrantes haitianos en el país participar en actividades políticas anti Duvalier.

Para enero de 1980, empezaron a relucir algunas contradicciones entre el gobierno del presidente Guzmán con su partido, el PRD, específicamente en aspectos de la política exterior con Haití, cuando se intentó deportar al ciudadano haitiano Louis Eugene Athis, coordinador del Movimiento Democrático de Liberación de Haití, acción ésta que fue impedida por la intervención pública del Dr. José Francisco Peña Gómez, secretario general del PRD, contrario a lo sucedido en el caso de René Theodore, secretario general del Partido Unificado de los Comunistas, en abril de 1979. Se argumentó en ese momento que la deportación de Athis sería catastrófica para la imagen del país en el exterior, favoreciendo también el Dr. Peña Gómez, que el gobierno dominicano permitiera que los haitianos residentes en nuestro territorio participaran en actividad política lícita.

Con el paso del tiempo, la realidad nos ha hecho ver que la cooperación siempre fue y sigue siendo vertical y del lado dominicano, hecho comprobado ahora con el Plan Nacional de Regulación de Extranjeros, realizado y puesto en marcha con recursos del gobierno dominicano, sin apoyo del gobierno haitiano. Proceso, que después de muchas vicisitudes, ha sido reconocido recientemente por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, como un modelo para todo el continente.

Con una carpeta de acuerdos bilaterales con Haití, protocolos de migración indefinidos, y una zafra azucarera a toda máquina, el presidente Antonio Guzmán también logró extirpar la política partidaria de los cuarteles militares y policiales, desarrollando un gobierno sin presos políticos ni deportaciones, aunque con serios conflictos partidarios y un incremento de la deuda externa.

Penosamente, el gobierno de don Antonio Guzmán, concluyó abruptamente, cuarenta días antes de finalizar el mismo y entregar el gobierno al nuevo presidente de su mismo partido, el Dr. Salvador Jorge Blanco, cuando el 5 de julio de 1982, se suicidó de un disparo fulminante en la cabeza en el baño de su despacho del Palacio Nacional, en circunstancias aún no esclarecidas.

El autor es miembro fundador del Círculo Delta.

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