River Plate y Boca Juniors, los dos gigantes del fútbol argentino y clásicos rivales, debían jugar este sábado por primera vez en su historia por el título de la Copa Libertadores. Pero el encuentro se postergó para el domingo luego que varios jugadores boquenses resultaran heridos cuando el autobús que los trasladaba fue atacado por un grupo de fanáticos del equipo local con piedras y palos a pocas cuadras del estadio Monumental.
La Conmebol, que postergó dos veces la hora de inicio del partido pese a que desde Boca se le advertía que sus futbolistas no estaban en condiciones de jugar, finalmente decidió pasarlo para el domingo cuando River se solidarizó con la postura de su archirrival mientras más de 60.000 personas aguardaban en las tribunas el pitazo inicial.
“Hay un pedido de ambos clubes y pacto de ambos clubes de que se suspenda el juego”, anunció Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol, a periodistas.
Domínguez informó que el partido se jugará desde las 1700 horas local (2000 GMT) en el Monumental.
Tras el anuncio, se desencadenaron graves incidentes dentro y fuera del estadio. Simpatizantes riverplatenses quisieron ingresar a la zona de vestuarios, mientras en las afueras varios miles se enfrentaban con la policía. Al menos 30 personas fueron detenidas, según reportes de la prensa local.
“Esto nos tiene que avergonzar como sociedad. Que por esos 10, 12 o 15 inadaptados se tenga que reprogramar un partido tan importante me apena”, declaró el presidente de Boca, Daniel Angelici, a la cadena Fox Sports.
“Quince lograron estropear lo que millones de argentinos esperaban apasionadamente”, lamentó el titular de River, Rodolfo D’Onofrio, al mismo medio. “Espero se tomen todas las prevenciones para que estas cosas no ocurran (el domingo)”.
La final continental comenzó a truncarse pasado el mediodía, cuando el autobús que trasladaba al plantel boquense fue atacado con piedras y palos lanzados por un grupo de fanáticos riverplatenses a unas pocas cuadras del Monumental.
Videos viralizados en redes sociales mostraron como el vehículo, pese a estar custodiado por varios patrulleros y motociclistas de la policía, recibe los proyectiles al pasar frente a un vallado detrás del cual había varios hinchas identificados con River.
“En esa curva evidentemente hubo una falla en la seguridad”, admitió Marcelo Alessandro, secretario seguridad de Buenos Aires, en diálogo con el canal Todo Noticias.
Varios jugadores de Boca sufrieron heridas cortantes y resultaron afectados por gases lacrimógenos lanzados por la policía para dispersar a los agresores.
El capitán Pablo Pérez y el juvenil Gonzalo Lamardo fueron trasladados en ambulancia a una clínica privada. El primero sufrió cortes en el brazo y tenía lesionado un ojo por astillas de vidrios, según imágenes tomadas en el vestuario de Boca por allegados y difundidas en redes sociales. El otro futbolista se lo vio con problemas para respirar a causa de los gases.
Poco antes del anuncio de Domínguez, la figura de Boca Carlos Tevez denunció que la Conmebol los obligaba a jugar la final pese a que varios de sus compañeros no estaban en condiciones de salir al campo de juego.
“Nos están obligando a jugar el partido en esta condiciones, con tres compañeros que no están bien físicamente”, dijo Tevez a periodistas. “Quedamos expuestos ante el mundo, esta es la verdad. Para nosotros las condiciones no están dadas”.
“Yo tenía ganas de vomitar, me ardía la garganta, recién ahora se me fue el dolor de cabeza”, relató Tevez.
La Conmebol emitió un comunicado en el cual informó que sus médicos constataron que los jugadores de Boca “sufrieron lesiones de piel superficiales” y que otros dos “refirieron lesiones en la córnea, lo cual no se pudo confirmar con nuestro cuerpo médico”.
Agregó que “consideramos que desde el punto de vista médico no existe causal para la suspensión del partido”.
“Esto es fútbol, no una guerra”, declaró luego Domínguez al anunciar la postergación para el domingo. “Ninguno de los dos cuadros quieren jugar porque se desnaturalizó el partido”.
“Podemos ganar o perder pero que el rival esté en condiciones. Nos pusimos rápidamente de acuerdo con Daniel (Angelici)”, afirmó D’Onofrio.
El violento episodio trajo a la memoria lo sucedido en los cuartos de final de la Libertadores 2015 en el estadio la Bombonera. Simpatizantes locales lanzaron gas pimienta a los jugadores de River cuando salían por una manga hacia el campo de juego. Varios sufrieron lesiones en los ojos y problemas para respirar.
La Conmebol le dio por ganado el partido a River y sancionó a Boca con la suspensión de su estadio y una multa económica.
Boca y River habían empatado 2-2 en el duelo de ida jugado hace dos semanas, que también se postergó un día pero a causa de un temporal de lluvia que afectó el campo de juego de la Bombonera.
Esta vez fue por una lluvia de piedras.
“Mirá qué espectáculo dimos al mundo”, se lamentó Angelici.