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Siniestros en las vías, un problema de salud pública

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Es una realidad: las vidas que se pierden y las lesiones a causa de siniestros de tránsito aumentan cada año en el mundo. El más reciente informe sobre este problema de salud pública de la Organización Mundial de la Salud (OMS), revelado el viernes pasado, dio cuenta de que los muertos en carretera subieron ocho por ciento, hasta 1,35 millones anuales, frente a la medición del 2015.

El informe –que recoge las últimas cifras completas del año 2016– destaca que estos siniestros son la principal causa de muerte en niños y jóvenes de entre 5 y 29 años, y especifica que un 26 por ciento de los fallecidos mundiales son peatones y ciclistas.

Al ritmo actual, 20 millones de personas morirán y 1.000 millones resultarán heridas en accidentes de tráfico en las próximas dos décadas, a menos que se tomen medidas realmente eficaces para prevenirlos, indicó el director del área de Enfermedades No Transmisibles, Discapacidad y Violencia de la OMS, Etienne Krug.

El experto explicó que los principales factores causantes de accidentes son los comportamientos irresponsables de conductores y pasajeros, el consumo de alcohol, la utilización de teléfonos móviles, el estado técnico de los vehículos y la calidad de las infraestructuras y señalizaciones viales.

Como aspecto moderadamente positivo, el informe destaca una estabilización en el número de fallecimientos per cápita, un indicador que en anteriores informes fue en aumento y que indicaría que los países de ingresos medios y altos han mejorado las medidas de prevención. Eso se ha traducido en mayor legislación para combatir la conducción bajo los efectos del alcohol y el exceso de velocidad, mejores infraestructuras –tales como carriles para ciclistas y motociclistas– y campañas para fomentar u obligar el uso de cinturones de seguridad, cascos y sillas especiales para niños.

Tales medidas, destaca el documento de la OMS, han contribuido a una reducción en el número de muertos en 48 países de ingresos medios o altos; aunque, por otra parte, ningún país de ingresos bajos ha conseguido reducir este indicador, en parte, por la ausencia de campañas de este tipo.

“No hay excusa para la pasividad, y este informe es un llamado a los gobiernos y sus socios para que tomen medidas mucho más importantes”, dijo el director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

De ahí que, por ejemplo, el riesgo de morir en un accidente de tráfico en África, la región con peores tasas de siniestralidad, sea tres veces mayor (26,6 muertes por 100.000 habitantes) que en Europa, la zona con mejores números relativos (9,3 por 100.000).

En Colombia

Aunque en el país la tasa de siniestralidad está en 13,70 por cada 100.000 habitantes y se ubica por debajo de ese promedio regional (15,6 en las Américas) y del mundial (18,2), la situación se convierte claramente en un problema de salud pública dado que la cifra de lesionados y el nivel de discapacidades temporal y permanente sigue siendo muy alto. Por ejemplo, en el mundo la proporción de muertes en motocicleta es 23 % y en las Américas alcanza el 20 %. En Colombia se ubicó en el 2016 por encima de 50 por ciento por primera vez.

Ante las cifras, que para el país no son nuevas, el ministro de Salud, Juan Pablo Uribe, manifestó que este problema debe ser uno de los elementos prioritarios dentro del marco de la prevención integral. “Es inconcebible permitir que 7.000 personas sanas y en edad productiva mueran cada año en la calle. Es un problema que merece toda la atención y por eso se ha diseñado un programa con líneas de acción específicas para gobernadores y alcaldes que, en conjunto, se pongan metas definidas de disminución de estas cifras en periodos concretos”, manifestó el ministro.

Es inconcebible permitir que 7.000 personas sanas y en edad productiva mueran cada año en la calle

La opinión de un experto

Jorge Martín Rodríguez, profesor investigador del Instituto de Salud Pública de la Universidad Javeriana, explica, según estudios , que la solución a este problema debe partir del diseño de e implementación de políticas públicas de impacto que prioricen las intervenciones en el comportamiento de motociclistas y la protección a los peatones.

Agrega que son claves medidas como restricción de la velocidad en algunas vías -como las que ya se están implementando en Bogotá-, campañas de comunicación para mejorar comportamientos y medidas pedagógicas. «Estas herramientas por sí solas no logran resultados, deben acompañarse con medidas de legislación, punitivas, control, vigilancia y multas”, dice.

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