En 2017 hubo más de 210 mil nuevos casos y aparecieron varias cepas que demostraron resistencia a los medicamentos. En América la enfermedad aumentó 6,4%.
El 2017 no fue un buen año para quienes combaten la lepra. Hubo 210.671 nuevos casos en el mundo y aparecieron varias cepas que demostraron resistencia a los medicamentos. También incrementaron las recaídas y continuaron las altas tasas de discapacidades asociadas y de detección en menores. (Lea Johnson & Johnson, multada en EE.UU. por vender implantes engañosos)
Las cifras con de la Fundación Fontilles, que se dedica a luchar contra esta enfermedad. Las recordó con motivo del Día Mundial contra la lepra, que se conmemorará el próximo domingo. Lea Colombia se une a 21 países para combatir la venta ilegal de medicamentos por internet)
De acuerdo con esa organización, la enfermedad aumentó ese año en África (5,3 %), América (6,4 %), el Pacífico Occidental (4,3 %), el Mediterráneo Oriental (25 %) y de manera «marginal» en Europa, donde pasó de 32 a 33 casos.
Sin embargo, los diagnósticos disminuyeron un 3,3 % de manera global por el descenso registrado en la India (-6,9 %) como consecuencia de la debilidad de la campaña estatal de detección de casos.
Según la directora de Sensibilización y Voluntario de Fontilles, Yolanda Sanchis, en 2017 se dejaron de detectar alrededor de 190.000 nuevas infecciones en todo el mundo, la mitad de las previstas. Las recaídas, además, aumentaron un 12,4 %, al pasar de 2.844 en 2016 a 3.192 en 2017, un incremento del 143,3 % respecto a las 1.312 identificadas en 2014.
A su vez, se detectaron 16.979 casos en personas menores de catorce años, un 8,1 % del total, lo que indica la «continuidad de la transmisión en las comunidades empobrecidas».
De hecho, a principios de 2018 la prestigios revista Nature publicó un estudio que revelaba una de las principales inquietudes: la resistencia de las cepas. El equipo liderado por el microbiólogo Stewart Cole, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, encontró que la Mycobacterium leprae, el principal agente causante de la lepra, había desarrollado resistencia contra la dapsona y la rifampicina, dos de los antibióticos que se suelen usar para frenarla. Ante eso, la infección podría prolongarse durante décadas cuando ahora dura entre seis y dos años.
Cole y sus colegas analizaron el ADN de la lepra, luego de encontrar un proceso que aceleraba su desarrollo en el laboratorio. Estudiaron, en total, 154 genomas provenientes de 25 países, los cuales les dieron pistas sobre la evolución de las cepas. Tras hacer análisis comparativos, descubrieron que ocho cepas han sufrido extensas mutaciones, las cuales pueden favorecer la resistencia a los medicamentos.