Los alimentos contaminados por bacterias, virus, parásitos, toxinas o productos químicos provocan anualmente la muerte de 420.000 personas y enfermedades a más de 600 millones. El coste para los países con ingresos medios y bajos alcanza los 95.000 millones anuales.
Numerosos líderes mundiales se han reunido este martes en Addis Abeba en la Primera Conferencia Internacional sobre Inocuidad de los Alimentos, un evento de dos días organizado conjuntamente por la Unión Africana y tres Organizaciones de la ONU, que busca identificar medidas que garanticen la disponibilidad y el acceso a alimentos sanos.
Si preguntamos qué es necesario para evitar que los alimentos insalubres afecten a nuestra salud y dificulten los avances hacia el desarrollo sostenible, esos líderes mundiales nos responderán que dependerá de conseguir una mayor cooperación internacional.
Los alimentos contaminados por bacterias, virus, parásitos, toxinas o productos químicos provocan anualmente la muerte de 420.000 personas y que enfermen más de 600 millones. Estas dolencias saturan los servicios sanitarios y cuestan unos 95.000 millones de dólares a las economías de ingresos bajos y medios.
El conjunto de estas amenazas provoca que la inocuidad de los alimentos deba considerarse como un objetivo básico “en todas las etapas de la cadena alimentaria, desde la producción hasta la cosecha, el procesamiento, el almacenamiento, la distribución, la preparación y el consumo”, según indicaron los participantes en la conferencia.
Mientras que el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat elogiaba la alianza entre la ONU y la Unión Africana y, a su vez, destacaba que “sin alimentos seguros, no es posible lograr la seguridad alimentaria», el director general de la Organización Mundial de la Salud recordaba que la problemática de los alimentos contaminados no ha recibido la atención política que merecen.
“Garantizar que las personas tengan acceso a alimentos inocuos requiere una inversión sostenida en reglamentos, laboratorios, vigilancia y control más estrictos. En nuestro mundo globalizado, la seguridad alimentaria es un asunto de todos».