Conversando con un amigo al igual que yo en el periodo de la senectud le decía: La paciencia en la larga travesía con todas las adversidades, no es necesaria la lámpara de Diógenes para ver con claridad del sol que la naturaleza es buena y armoniosa, serena ante el mal. El corazón vive en pureza, ni las amarguras abusivas y circunstancias de mala costumbres pervierten el alma. Pacientes para no cometer lamentables errores y no ofender a nadie, leo los rostros de las sufrientes almas en quietud.
El mal no es eterno, la natura humana reclama y actúa en comprensión. La riqueza jamás será para comprar, obtener lo que el alma no necesita. La honestidad no se mezcla con la corrupción. El filósofo Bies a requerimiento de un grupo filosofo en la pared del Oráculo de Delfos, Atlas, gravo ¨Ñ ´´La mayoría de los hombres es mala´´. En nuestro entorno isleño vemos la muchedumbre de varones, no hombres, que se identifican por lo que aman. Nada apara desapersivirlo ante los ojos del pueblo. No ha habido ningún ser humano que pueda borrar, ocultar lo que hizo que la naturaleza repudia y castiga. Todo el mal que se hace se sabe y se paga. Nadie, nadie…, queda sin castigo aunque el juez dicte: NO HAY LUGAR. Varón, renacuajo ante la ley de Dios.
¿Puede una necesidad considerarse en libertad y riguridad cuando las malas costumbres se practican como naturales? Nos urge la educación de los conocimientos para vivir bien. Los males sociales son hijos de los que deben ser el buen ejemplo a seguir.
Hoy escuchamos a Sócrates ´´Un hombre bueno no tiene nada que temer en esta vida ni en la otra´´.
Consérvese bueno
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.
