Dios con su eterno amor creó leyes para el bienestar de todos sus hijos/as del universo. Poseer, crear realmente lo que se desea. Pero el hombre no quiere comprender que esas leyes no pueden ser desobedecidas, violentadas, ni ignoradas, no se trata a su otro yo, de la mejor manera, pues se ignora cuál es su condición interior.
Los habitantes de las buenas costumbres (virtudes) son el único control contra los institutos para que no sean una disposición habitual al mal.
Albert Einstein expresó: «El mundo no será destruido por aquellos que hacen el mal, si no por los que lo miran sin hacer nada».
Como nacimos y crecimos en un entorno de amor entre familias, todos éramos hermanos en felicidad. Hoy un ambiente muy distinto donde no se conoce el vecino, nada de unión y buena correspondencia, en su pérdida del vínculo de solidaridad y amistad entre los hombres, entre los miembros de esta sociedad. Esto nos presenta que realmente el mundo está lleno de contrariedades, me detuve a pensar y recordé a Mahatma Gandhi, abrí su obra: Quien sigue el camino de la verdad no tropieza, palabra a un amigo.
La vivencia de este gran líder libertador de la India, se expresa: «El mundo está lleno de contradicciones detrás de la aflicción. Donde brilla el sol también hay sombra, donde hay luz también hay oscuridad; donde hay nacimiento también hay muerte».
La liberación de todo consiste en no dejarse afectar por estas contradicciones, el método para vencerlos no consiste en deshacerlos, sino en elevarse por encima de ellos y ser absolutamente libre de toda supeditación a ellas.
Cuanto hemos dicho harta aquí muestra que “la clave de la felicidad consiste en honrar la verdad, dadora de todas las cosas”.
Consérvese bueno.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana