El no respeto a la Constitución y leyes es común en esta tierra dominicana, lo protege su diosa, la impunidad, pero siempre se paga el mal. Láctico, célebre escritor cristiano, nos entrega por qué el ser humano se engaña así mismo, está condenado porque «EXISTE UNA LEY VERDADERA», es la recta razón congruente con la naturaleza, la cual se extiende a todos los hombres y es constante y eterna.
Sus mandatos llaman el deber y sus prohibiciones apartan del mal, no ordena ni prohíbe en vano a los buenos, aunque no ejerce influencia en los malos. Es un crimen alterar esta ley, nada tiene derecho a derogarla en cualquiera de sus partes. Nadie puede abrogarla del todo. Ni el senado ni el pueblo pueden eximirnos de su cumplimiento, no requiere exposiciones ni interpretaciones, pues no será una roma y otra en Atenas, una y otra después: será una ley única y eterna, válida para todas las naciones y todos los tiempos, y habrá un solo Dios, que sea como el maestro y jefe común de todos los hombres, siendo el autor, el ejecutor y el promulgador de esta ley, quien le desobedezca tendrá que rehuirse de sí mismo, en desmedro de su propia naturaleza humana; por lo cual sufrirá las penas terribles, aun cuando consiga evitar las otras suplicas o lo que así se considera.
Las legislaciones creadas por los hombres están por debajo de la ley natural. Los intereses, avaricia, dominan la razón alejada de la naturaleza de las cosas que lleva a los hombres a desobedecer la ley natural creada por Dios.
Nuestro padre de la patria Juan Pablo Duarte recto y virtuoso, guiado por la razón obedeció a la voz de Dios y lo dejo en DIOS PATRIA LIBERTAD. Nuestro mal es no aplicar su DESALOGO.
Consérvese bueno.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana