Observo la juventud frente al edificio del Congreso, felices después de su caminata desde la ciudad de Santiago, me dije realmente la juventud es un divino tesoro y más cuando se motiva y actúa en defensa de lo más sagrado del ciudadano. El respeto a la Constitución nos pareció ver estos rostro: Juan Pablo Duarte a los 25 años en una reunión libertadora, entregando su plan a Juan Isidro Pérez, de 27 años, Benito González, 27 años, Félix María Ruiz, 23 años, Juan Nepomuceno Ravelo, 23 años, José María Sena, 19 años, Jacinto De La Concha, 19 años y Pedro Alejandro Pina, 18 años, bien llamado La Revolución de los muchachos.
¿Qué mensaje está entregando la juventud, aquella que permaneció en Gonzalo, vino a la plaza de la Lena, con el pensamiento en las aguas de Los Haitises y está en su firmeza constitucionalista? Nuestra senectud gracias a Dios no hace ver la acción del bien constante, la virtud no es sino la naturaleza acabada y llevada a su más alto puesto de perfección, nacidos para la justicia y que el derecho no se funda en convenciones, sino en la naturaleza. Como expresaron los antiguos (académicos) lo bueno era todo lo que se conforma a la naturaleza y es favorable para la vida. Esta juventud dominicana está en la verdadera naturaleza, conscientemente por eso no conoce el miedo.
La juventud que no antepone nada ante el amor a la patria y la familia, está unida a la ley eterna, la ley de Dios.
Cuando se conoce simplemente la verdad de lo justo, la oyes y actúa por ella, Dios está contigo.
Hoy voy a mis apuntes de mi bitácora y los dejo con Neole Donald Walsh, solo cuando digáis “Yo hago esto podéis hallar la fuerza necesaria para cambiarlo”.
Consérvese bueno.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana