Bilbao.- El nuevo Barça no dio la talla en San Mamés. Un gol, golazo, a última hora del veterano Aduriz provocó una derrota preocupante porque el campeón, que completó una primera parte muy floja, nunca se encontró cómodo en el campo y a pesar de su dominio mostró una cara muy desdibujada.
Esperando con ganas ver la nueva versión del equipo de Valverde, que sorprendió con su alineación, quedó la sensación de ser una copia del pasado… Y no de sus mejores días precisamente. Penalizado, de mala manera, con el resultado final.
Más preparado físicamente el Athletic, o eso pareció, al Barça le costó errores encontrarse en el terreno de juego. Completó una primera mitad muy floja (disimulada por los dos remates de Suárez y Rafinha) y mejoró, pero no demasiado, en la segunda, con la entrada de Rakitic y el paulatino atraso de un rival que parecía dar por bueno el empate.
Prometía mucho la apuesta de Valverde, sorprendente, con su confección del centro del campo, dándole la batuta a De Jong, y pretendiendo controlar de entrada el partido… Y sin embargo, fue una presentación liguera de lo más decepcionante. Muy estirado y poco conjuntado, el Barça apenas si creo dos ocasiones en la primera mitad, con un disparo de Luis Suárez al palo (gracias al regalo de Unai López) y otro, lejano, de Rafinha que se estrelló en la escuadra… Mientras la intensidad del Athletic le desdibujaba completamente en lo que a juego se refiere.
El Athletic no sorprendió en nada. Bien posicionado atrás, fuerte en el centro del campo y rápido en ataque, dejó que Iñaki Williams preocupase a toda la defensa del campeón mientras intentaba sorprender con las llegadas desde la segunda línea de Raúl García, quien apenas comenzar el choque ya le dejó un ‘recado’ a De Jong, haciéndole entender la dificultad que entrañaría su presentación en la Liga.
Y ya fuera por eso o por la separación entre sus líneas, al equipo de Valverde se le hizo muy cuesta arriba la primera mitad, que pudo, sin embargo, cerrar con ventaja en el marcador gracias al remate al palo de Suárez y a la cruceta de Rafinha a pesar de las malas sensaciones ofrecidas. Predecible, lento y desconectado, no se esperaba lo mejor…
CAMBIO… PARA NADA
Valverde sentenció cambiar de registro para la segunda mitad. Sacó del campo a Aleñá, dio entrada a Rakitic, quien se colocó de mediocentro, y avanzó al interior a De Jong, lo que cambió la imagen del Barça, que tomó más protagonismo, dejó de sentirse tan agobiado y aún vigilante con la rapidez del Athletic a la contra, se fue adueñando del partido.
Con Rakitic en el ancla y De Jong más estirado, pareció verse más juntos y controlados a los jugadores, con el equipo dando un paso al frente en la presión y convirtiéndose Rafinha, el jugador siempre señalado para dejar el club, como elemento más peligroso, tomando el papel que debieron protagonizar un Griezmann tan desdibujado como fallón se mostró Dembélé.
A medida que avanzaba el partido y se acercaba el final, más atrevido se mostraba el Barça y menos descarado el Athletic. Tocando con paciencia pero sin profundidad, Valverde dio una nueva vuelta de tuerca al dar entrada al joven Carles Pérez en lugar de Sergi Roberto con la intención de encerrar al equipo vasco, buscando las bandas con tanta intención como falta de acierto.
Escapando del agobio que sufría, el Athletic solventó acabar el partido presionando la salida de balón del Barça, obligando a jugar en largo al equipo de Valverde… Y provocando un final de infarto, con un golazo de última hora de Aduriz, que remató con una volea espectacular que sorprendió a Ter Stegen y le dio una victoria tan sorprendente al equipo vasco como dura de entender para el campeón, que perdió, por primera vez desde 2008 en su estreno liguero.
Un estreno terrible para el Barça.