La separación de los miembros del Partido de la Liberación Dominicana, es una lucha por el poder. Uno por no dejarlo y el otro por volver a agarrarlo. Nada de pensar y actuar por el bienestar y progreso de la nación. También es ausencia de nacionalismo. No se actúa bajo las normas de la moral política. Los domina el enemigo que en su interior. La avaricia.
Observando, observando, el edificio del Congreso rodeado por fuerzas militares, me detuve, como en búsqueda de un pasado. Al rato volví al nacimiento de la dominicanidad, cuando Pedro Santana ordena rodear el edificio en San Cristóbal y obliga a modificar la naciente Constitución. Se impone la fuerza de la dictadura, comienzo del gran mal. Se niega darle vida a la doctrina de Juan Pablo Duarte, esto aun vive en la mentalidad política dominicana. Inquieta nuestras neuronas van a mi bitácora. Los apuntes que copié en Taipéi, Taiwán. Abril 13-19-1986: “El nacimiento es esencialmente moral. Esa moral regula relaciones del hombre en la convivencia razonables con otros. El primer lugar se debe respetar a cada individuo. El amor mutuo entre hermanos, el amor paterno y filial se extiende a los vecinos, a la raza y a la nación. La benevolencia, el amor humanitario hacia otros, ocupa allí un lugar especial y se manifiesta principalmente en “el que está de pie levante a otros ‘o’ el que ha llegado ayude a otros a llegar”, expresiones del espíritu de indulgencia y compasión. Cierro mi bitácora.
La vida es corta y pasajera. Por qué será que los seres humanos insisten en vivir sumando dinero en soledad y estar en el temor por la riqueza acumulada mal habida. Es una locura ser feliz a su modo, dañándose a sí mismo y perjudicando a los que ha dejado de amar, por estar prisionero de la millonada robada del presupuesto de la nación. Es na vela encendida y apagada. Porque no comprender que somos la rosa de mi jardín que se marchita. Más la vida sencilla, pulcra, honesta permanece para siempre. Hay que aprender el sentido para nuestra existencia.
Cuando no hay seguridad, el asalto asesino nos dice que las buenas intenciones han fracasado. Muchos dominicanos se han metido en el lodo movedizo de la corrupción causando males irreparables. La única salida de este mal es el regreso de la diosa de la justicia y que se haga respetar para tratar igual a los iguales. Sé que aún hay esperanza, solo un nuevo orden, transforma la vida. Viven en el mundo de ser millonario es una mentira inocultable.
Cuando el hombre no se conoce a sí mismo, no conoce a los demás y daña todo. Hoy, increíble imponer la educación de género es violar la ley de la naturaleza humana. La divina. El que ha tratado de violar la ley verdadera ha fracasado. Inaceptable querer vencer la naturaleza que nos da la ley de Dios.
Nuestro invitado, Mahatma Gandhi: “Una educación que no forma el carácter, carece de valor”.
Consérvese bueno.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.