La inusitada aparición de un teniente coronel del Ejército de República Dominicana en las redes sociales, quien de acuerdo al perfil que él mismo definió, de comerciante y abogado, se desvincula parcialmente de la vida de cuartel, y más aún, siendo abogado, él mismo, con su proceder, ofende la Constitución de la República y la ley orgánica de las Fuerzas Armadas, con el imperdonable hecho de todos conocido de difundir un video donde viola de manera flagrante las bases legales de las Fuerzas Armadas, instituciones esencialmente “apartidistas, sin facultad, en ningún caso, para deliberar”, las cuales no son un fin en sí mismas, sino la salvaguarda y garantía de la defensa y seguridad nacional, el orden público, grilletes del desarrollo nacional y columnas de la democracia.
Por tales hechos, el mando militar actuó raudo y de manera precisa, investigando en su calidad de policía judicial militar, según estipula el Art. 154, párrafo 4, de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas de la República Dominicana, No. 139-13, de septiembre de 2013, y recomendó al Poder Ejecutivo lo que el caso ameritaba: “La separación por cancelación de nombramiento por la comisión de faltas graves debidamente comprobadas”, del susodicho oficial, de cuyo caso, por lógica, se continúan investigando sus orígenes.
Este oficial superior cometió un acto de rebelión ante una autoridad superior, acción sancionada de manera severa por la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, en su Art.164, párrafo 1, que habla de “las causas de pérdidas de beneficios”. Así se preserva la disciplina, columna vertebral de todos los organismos castrenses a nivel mundial.
Entiendo, por mi experiencia como pasado viceministro de Defensa, Comandante General e Inspector General de la Armada RD, que cualquier especulación al respecto contraria a esta correcta medida disciplinaria, sin conocer las interioridades cuartelarias, y más cuando se ha aplicado la ley, constituiría un desacierto que contribuiría al incentivo de situaciones que atentan contra la paz que merece la República Dominicana. ?
El autor es miembro del Círculo Delta
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