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Qué es el coeficiente de adaptabilidad (AQ), la medida de «inteligencia» clave para encontrar trabajo en el futuro

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Durante años se pensó que la prueba del coeficiente intelectual (IQ, por sus siglas en inglés), que mide la memoria, el pensamiento analítico y la capacidad matemática, era una de las mejores formas de predecir nuestras perspectivas de trabajo futuras.

Más recientemente, se ha prestado mayor atención a la inteligencia emocional (EQ, por sus siglas en inglés), caracterizada como un conjunto de habilidades interpersonales, de autorregulación y comunicación.

La EQ ahora es generalmente vista como un kit de herramientas que juega un papel importante en ayudarnos a tener éxito en múltiples aspectos de la vida.

Tanto el IQ como la EQ se consideran importantes para nuestro éxito profesional. Pero hoy en día, a medida que la tecnología redefine cómo trabajamos, las habilidades que necesitamos para prosperar en el mercado laboral también están evolucionando.

Por qué el coeficiente intelectual (IQ) está decayendo desde 1975

Por ello, hay que agregar el coeficiente de adaptabilidad -o AQ- un conjunto subjetivo de cualidades definidas libremente como la capacidad de cambiar y florecer en un entorno de cambio rápido y frecuente.

«El IQ es lo mínimo que necesitas para conseguir trabajo, pero el AQ es qué tanto éxito tendrás con el tiempo», explica Natalie Fratto, vicepresidenta de Goldman Sachs en Nueva York, que se interesó en el AQ cuando estaba invirtiendo en start-ups tecnológicas. Posteriormente presentó una charla TED muy popular sobre el tema.

AQ no es solo la capacidad de absorber nueva información, sino la capacidad de resolver lo que es relevante, desaprender el conocimiento obsoleto, superar los desafíos y hacer un esfuerzo consciente para cambiar.

AQ no es solo la capacidad de absorber nueva información, sino la capacidad de resolver lo que es relevante, desaprender el conocimiento obsoleto, superar los desafíos y hacer un esfuerzo consciente para cambiar.

Fratto dice que el AQ no es solo la capacidad de absorber nueva información, sino la capacidad de resolver lo que es relevante, desaprender el conocimiento obsoleto, superar los desafíos y hacer un esfuerzo consciente para cambiar.

El coeficiente de adaptabilidad también implica flexibilidad, curiosidad, coraje, resistencia y habilidades para resolver problemas.

A medida que la sociedad cambia, ¿podría el AQ ser más crucial para el éxito profesional que el IQ? Si es así, ¿hay alguna manera de perfeccionar tu AQ para preparar tu carrera para el futuro?

Adaptarse o volverse obsoleto

Amy Edmondson, profesora de liderazgo y gestión en la Harvard Business School, dice lo que hace el AQ más valioso que el IQ es la velocidad vertiginosa del cambio en el lugar de trabajo.

La tecnología ha cambiado enormemente cómo se realizan muchos trabajos, y esta alteración continuará: en los próximos tres años, 120 millones de personas en las 12 economías más grandes del mundo podrán necesitar nuevas habilidades debido a la automatización, según un estudio de IBM de 2019.

Los puestos que implican detectar patrones en los datos -abogados que revisan documentos legales o médicos que hacen un diagnóstico del paciente, por ejemplo- son fáciles de automatizar, dice Dave Coplin, director ejecutivo de The Envisioners, una consultora de tecnología con sede en Reino Unido.

Esto se debe a que un algoritmo puede realizar estas tareas más rápido y con mayor precisión que un humano, explica.

Los puestos que implican detectar patrones en los datos son fáciles de automatizar.

Para evitar la obsolescencia, los trabajadores que realizan estos trabajos necesitan desarrollar nuevas habilidades como la creatividad para resolver nuevos problemas, empatía para comunicarse mejor y responsabilidad, usando la intuición humana para complementar el conocimiento de las máquinas.

«Si un algoritmo puede hacer el 30% de las tareas que solía hacer, ¿qué puedo hacer con esa capacidad libre? Los exitosos son aquellos que eligen hacer cosas que los algoritmos no pueden hacer».

Pongamos que eres un contador. Tu coeficiente intelectual te ayudará a pasar los exámenes para calificar, luego tu EQ te ayudará a conectarte con el entrevistador, conseguir un trabajo y desarrollar relaciones con clientes y colegas. Después, cuando los sistemas cambien o los aspectos del trabajo se automaticen, necesitarás tu AQ para acomodar esta innovación y adaptarte a nuevas formas de desempeñar tu labor.

Los tres coeficientes son complementarios, ya que todos te ayudan a resolver problemas y, por lo tanto, a adaptarte, explica Edmondson. Un candidato ideal posee los tres, pero no todos los tienen.

«Hay genios rígidos», dice. Con un buen IQ, pero nada de AQ te costará adoptar nuevas formas de trabajar usando tus habilidades existentes, y un bajo AQ hace que sea más difícil adquirir otras nuevas».

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